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9 datos sobre la Revolución Verde de Gadhaffi en Libia que probablemente desconocías

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Corría el 1 de septiembre de 1969 y el sol proveniente desde el Egipto de Nasser empezaba a aparecer en el horizonte. En la radio, un teniente hasta ahora desconocido informaba desde Benghazi que las Fuerzas Armadas habían tenido éxito derrocando al Rey Idris I quien, por esos días, se encontraba de vacaciones en la costa del Mar de Mármara en Turquía con su esposa (que además era su prima), la Reina Fátima. El teniente desconocido era un fulano llamado Muammar Al-Gadhaffi quien, además de ser el líder del golpe de Estado, era el encargado de dar el discurso en el que se le informaba a la población libia lo que había pasado esa mañana. Sus palabras fueron las siguientes:

En el nombre de Dios, el compasivo, el misericordioso, ¡Oh gran pueblo libio! Para implementar su libre albedrío, para llevar a cabo sus preciosas aspiraciones, para verdaderamente oír sus frecuentes llamados exigiendo cambio y purificación, instando al trabajo y a la iniciativa, y ansiosos por la revolución y el asalto, sus Fuerzas Armadas han destruido el régimen reaccionario, atrasado y decadente. Con un soplo de su heroico ejército, los ídolos colapsaron y las imágenes que habían sido grabadas fueron destrozadas. En un momento terrible del destino, la oscuridad de los siglos – desde el dominio de los turcos hasta la tiranía de los italianos y la era de la reacción, el soborno, la intercesión y la traición – fue dispersada. De ahora en adelante, Libia es considerada una república libre y soberana bajo el nombre de “República Árabe de Libia”, ascendiendo con la ayuda de Dios a las alturas soñadas. Extiendan sus manos, abran sus corazones, olviden sus rencores. Únanse contra el enemigo de la nación Árabe, el enemigo del Islam, el enemigo de la humanidad que quemó nuestros lugares sagrados y destrozó nuestro honor. Así construiremos la gloria, reviviremos nuestro patrimonio, y vengaremos el honor herido y los derechos usurpados. Oh, ustedes que han sido testigos de la guerra santa de Ómar al-Mokhtar para Libia, el Arabismo y el Islam.

Y con estas palabras se consolidaba el que sería el punto de quiebre más importante en la historia libia. Gadhaffi y sus compañeros del ejército se habían quedado con el poder y el gobierno del Rey Idris pasaba a ser historia. Y justamente de este golpe de Estado vamos a hablar hoy. Traigan café y acomódense porque vamos con 9 datos que probablemente desconocían sobre la llamada Revolución Verde del 1 de septiembre de 1969 en Libia. Empezamos:


1. Nadie, ni Estados Unidos, ni Francia, ni Gran Bretaña, ni la Unión Soviética, sabía quiénes eran los miembros del ejército que se habían tomado el poder en Libia

Durante el gobierno del Rey Idris I, todos los países interesados en tener presencia diplomática en Libia fueron obligados a tener 3 embajadas igualmente importantes: una en Trípoli, otra en Benghazi y una tercera en la ciudad montañosa de Beyda (conocida también como Al-Baida), la nueva capital real.

En la mañana del golpe, el personal diplomático en las 3 capitales se dio cuenta que no podían llegar a sus embajadas porque el ejército libio había hecho barricadas por toda la ciudad y habían establecido un toque de queda. Nadie sabía qué había pasado y hasta ahora se empezaban a enterar del golpe por la radio. Acuérdense que era 1969 y todavía no había twitter… la información se demoraba en llegar. Pues nada, las dos mayores preocupaciones de los golpistas eran, primero, asegurarle a las grandes potencias que sus ciudadanos y sus inversiones estaban aseguradas bajo el nuevo gobierno y, segundo, contarles quiénes eran para empezar a obtener apoyos internacionales.

Así, más tarde ese mismo día, el oficial político de la Embajada de Estados Unidos en Trípoli, David Mack, fue recogido por un Land-Rover del ejército libio cerca de la embajada. Frente a él, en la silla delantera, había un oficial joven sin ninguna insignia en el uniforme. Detrás de él, los encargados de negocios de las embajadas de Francia y Reino Unido. Las primeras palabras de Mack fueron “¿Y tú quién eres?”. “Llámame el Sargento Muhammad”, le dijo el oficial libio. Hasta ahora ninguno de los diplomáticos sabían qué estaba pasando ni quién era el oficial. Podrían estar siendo secuestrados y ellos ni por enterados se habían dado. “Como les dijimos por teléfono, tenemos una reunión con ustedes en el cuartel revolucionario” dijo el Sargento Muhammad mientras conducían hacia la embajada soviética en Trípoli. Al llegar, el representante soviético no tenía ni idea qué estaba pasando. Después nos enteraríamos que, al ver a los representantes de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña en el carro, él pensó que Occidente estaba detrás del golpe de Estado…Cosa que claramente no era cierta, todos andaban igual de desubicados.

Al llegar al cuartel revolucionario en la sede de la radio televisión libia, el nuevo gobierno, que a partir de ahora se llamaría el Consejo del Comando Revolucionario (CCR), le informó a los diplomáticos que se habían tomado el poder la noche anterior y cuáles eran los objetivos de la revolución. Aún así, ninguno de los 4 supo a ciencia cierta quién era el CCR y qué querían. No fue sino hasta 5 días después, el 5 de septiembre, cuando Muhammad Hasseinine Haykal, editor del periódico Al-Ahram, el más importante de El Cairo, voló a Benghazi para identificar quiénes eran los miembros del CCR y poderle informar a Nasser en El Cairo. Fue hasta ese momento cuando no sólo Egipto sino las grandes potencias supieron con certeza quién era Muammar Al-Gadhaffi como líder de la revolución, el Sargento Muhammad como el segundo al mando, y el resto de oficiales que habían participado en el golpe de Estado.


2. Ni siquiera los papás de Gadhaffi sabían las intenciones de su hijo

Durante la mañana del 1 de septiembre de 1969, los papás del coronel Muammar Al-Gadhaffi estaban en su carpa hecha de piel de cabra iniciando su rutina diaria. Aissha, la madre hacía el té mientras su esposo Abu Meniar prendía el radio para oír las oraciones matutinas. Su plan del día era recorrer los 240 kilómetros que separaban a Sirte de Misrata para ir a vender la mayoría de cabras posibles en el mercado de la ciudad. Como los dos se habían gastado todos sus ahorros en la educación de su hijo Muammar, la venta de cabras era la única opción que tenían para comprar la ropa necesaria para protegerse del Gharbi, el viento gélido que llegaba desde el desierto en el invierno acompañado de arena y polvo y que quemaba todo a su paso.

Al prender su radio de transistores, el mismo que le había traído su hijo Muammar durante un permiso de fin de semana que le dieron en la base de Gar Yunis en las afueras de Benghazi donde estaba estacionado, Abu Menier empezó a oír los típicos versos del Corán que sonaban todos los días a eso de las 6.20 am. De un momento a otro, las oraciones fueron interrumpidas por una música militar… Aissha salió de la carpa y se sentó junto a su esposo para poder oír lo que estaba pasando y, de repente, los dos quedaron atónitos al reconocer una voz familiar que venía del radio. Sí señores, el responsable de anunciar la caída del Rey Idris y su monarquía que había gobernado Libia por cerca de 18 años era nada y nada menos que su hijo, Muammar Al-Gadhaffi.

Ellos, como el resto del pueblo libio, se enteraron por el radio la mañana del 1 de septiembre de 1969. Gadhaffi no le había contado ni a sus padres sobre sus intenciones de tomarse el poder.


3. Desde el mismo discurso de victoria, Gadhaffi dejó claro su odio por Israel

El enemigo de la nación árabe y del islam, al que hace referencia Gadhaffi en su discurso triunfal, no es nada más ni nada menos que Israel. Resulta que tres semanas antes de la revolución, un fanático religioso australiano había incendiado la mezquita sagrada de Al-Aqsa en pleno corazón de la ciudad antigua de Jerusalén ante la mirada indiferente de los soldados que cuidaban los lugares sagrados judíos de la ciudad. Este incendio no sólo enfureció a los musulmanes alrededor del mundo en contra de Israel sino que fue un factor determinante en la decisión de Gadhaffi y sus compañeros para tomarse el poder en Libia lo antes posible.

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Mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén (Fuente)

4. Un par de tecnicismos impidieron que el Reino Unido interviniera militarmente en Libia para devolverle el gobierno al Rey Idris I

Dentro del informe del editor de Al-Ahram en Benghazi se divulgaron las cláusulas secretas del Tratado Anglo-Libio de 1953 que estipulaban una intervención militar británica en Libia en caso de que la monarquía tuviera que ser defendida. Con el nombre secreto de “Plan Radford”, estas cláusulas obligaban a que tropas británicas fueran enviadas vía aérea – luego de un período de 4 días de alerta – desde el Reino Unido, Alemania Occidental, Malta y Chipre en caso de una intervención egipcia en el país. Otra cláusula estipulaba que no se aceptaría participación militar de Estados Unidos en la operación.

Todo estaba claro pero había problemas. Primero, la revolución se había dado desde el seno de las Fuerzas Armadas libias y no tenía participación alguna de Egipto. Segundo, no había habido un período de alerta de 4 días, por lo tanto no se había podido activar el protocolo de defensa del Tratado Anglo-Libio. Y tercero, tal vez el punto más importante, se los cuento a continuación:


5. La Unión Soviética terminó apoyando la Revolución en Libia sin tener idea alguna

Durante los días previos a la revolución del 1 de septiembre, la marina soviética había estado realizando ensayos militares en el área del Mar Mediterráneo comprendida entre Libia, Malta y Chipre. Es más, era justo la zona donde el contingente franco-británico de la Operación del Suez contra Nasser había tenido lugar en 1956. De hecho, el 4 de septiembre, luego de que el control de Libia estaba asegurado por el CCR, el nuevo gobierno anunció que el Reino Unido se había negado a intervenir en Libia por la “alta presencia militar soviética en el Mediterráneo”.

Y sí, había militares soviéticos, pero nada tenían que ver con el golpe de Estado. Lo que estaba ocurriendo no era más que un ejercicio militar de armada soviética en las costas de Libia que había empezado el 19 de agosto y se había extendido hasta la revolución. Las actividades soviéticas incluso se habían extendido hasta Alejandría en el Egipto de Nasser, un país amigo de Moscú por esos días, justo al sur de las bases estadounidenses y británicas en Creta (Grecia) y Chipre.

Según el CCR, no había conocimiento alguno en el grupo de Gadhaffi sobre las actividades militares de la Unión Soviética en la zona que, coincidencialmente, se habían acercado a las costas de Libia y Egipto entre el 1 y el 3 de septiembre. Así, para preparar la llegada de sus militares a Alejandría, la marina soviética desplegó una flota de barcos de guerra en la zona, justo en la ruta que seguirían las tropas británicas desde Chipre si tuvieran la intención de invadir Libia. Unos días después, el 6 de septiembre, nuevamente el ejército soviético se movió hacia el occidente y con eso bloqueó una posible invasión de Estados Unidos desde sus bases militares en Sicilia (Italia). Así, la flota soviética se ubicó en posiciones estratégicas y previno, sin querer, una invasión ya sea británica o estadounidense a Libia. Ahora se sabe que no hubo coordinación alguna entre la Unión Soviética y el CCR y que la “colaboración” soviética fue únicamente casualidad. Es más, ¿se acuerdan que ni siquiera el representante de la embajada soviética en Trípoli sabía qué estaba pasando?.


6. El príncipe Hassán, heredero al trono libio, terminó apoyando al CCR y enterró cualquier posibilidad de la familia real de volver al poder

Luego del golpe de Estado, el CCR emitió un comunicado en el que le permitía al Rey Idris I volver a Libia en calidad de “ciudadano honorario”. Claro, el Rey temiendo por su vida, rechaza el ofrecimiento y se va, primero a Grecia, y luego a Egipto donde Nasser le había garantizado asilo. Así, cuando el 5 de septiembre le llegan las noticias al Rey Idris de que el Reino Unido ha decidido no apoyarlo militarmente, le concede una entrevista al periódico Daily Express de Londres en la que dice literalmente que él está enfermo y cansado, y que de cualquier forma nunca quiso ser rey. Que él había aceptado el cargo únicamente por su “amor a Libia y el pueblo libio”. De hecho, ya el Rey había intentado abdicar en 1963 y en el verano de 1969. Es más, el 4 de agosto había tenido una conversación con los presidentes de las 2 asambleas legislativas de Libia informándoles de su deseo reiterado de abdicar. Los presidentes le pidieron que esperara hasta su regreso de las vacaciones en Turquía y discutirían el asunto en persona. Y claro, ese regreso nunca se dio por el golpe de Estado.

Ahora, para el 1 de septiembre no se sabía cuál era la posición del heredero al trono, el Príncipe Hassán (sobrino del Rey Idris) que era el único que podría poner en peligro el golpe del CCR. Para solucionar el problema, Gadhaffi ordena el arresto del Príncipe Hassán y otros altos mandos del gobierno anterior. La consecuencia fue que el 5 de septiembre, Hassán anunció su apoyo al CCR, renunció a sus derechos al trono de Libia e hizo un llamado a la población para aceptar el nuevo gobierno sin violencia. Y ya, solucionado el problemita.


7. Nasser, Washington y Moscú estaban esperando un golpe de Estado, pero no este golpe de Estado

Mientras ocurría la revolución en Libia, Nasser presidía la Cumbre Árabe en El Cairo citada para discutir la estrategia de los países árabes contra Israel luego de la aplastante derrota en la Guerra de los 6 Días de 1967 y planear la recuperación de los territorios perdidos. Luego de Nasser, llegó el turno de hablar para el Rey Hussein de Jordania y, mientras él hacía su intervención, llegaron las noticias del golpe de Estado en Libia. Con un gran tacto, Nasser le rinde un homenaje al Rey Idris y hace referencia púbica a cuando Egipto necesitaba comprar armas recurrieron al Rey para solicitarle apoyo. Nasser contó “Él prometió darnos 20 millones de libras inmediatamente sólo con una condición, que le devolviéramos un subha (rosario) que había sido donado por sus ancestros a la Mezquita de Al-Azhar en el Cairo”.

Pero luego la atención de la cumbre pasó del Rey Idris a los golpistas y, con eso, llegó un aire de angustia entre los asistentes. Nasser, junto con altos oficiales en Washington y Moscú, estaban esperando un golpe en Libia, pero ejecutado por alguien diferente: el coronel Abdel Azziz al-Shalhi y sus seguidores que querían poner en el poder al Príncipe Heredero Hassán al-Reda. Su golpe debería tener lugar el 4 de septiembre y, por esos días, Nasser estaba esperando las noticias por parte de Ómar, el hermano del Coronel Shalhi.

Y ahí vino el debate dentro de la cumbre. ¿Cuál era la afiliación política de los golpistas? ¿Serán seguidores de Nasser? ¿Seguidores de la unión árabe que eventualmente apoyarían a Nasser en contra de Israel? Ahí es cuando Muhammed Haykal, editor en jefe del periódico Al-Ahram, dice que en la transmisión radial del día del golpe, el líder de los golpistas usó la expresión “libertad, socialismo y unidad”. Con eso se probaba que no eran seguidores del partido Baaz que gobernaba a Siria e Iraq por esos días porque el lema del partido era “unidad, socialismo y libertad”, es decir, la libertad iba de última. Así, Haykal le dijo a Nasser que podían asumir que los golpistas efectivamente eran ideológicamente cercanos a él.


8. Gadhaffi nunca quiso quedarse con el poder en Libia y el objetivo de su golpe de Estado no fue más que una unión entre Libia y Egipto bajo en el liderazgo de Nasser

Ese mismo día, Nasser envió un representante suyo a Benghazi a entrevistarse con el líder de los golpistas. A las 2 am, Gadhaffi entró a la embajada egipcia y le contó al emisario de Nasser que había decidido llamar a su movimiento “Los Oficiales Libres Unidos” en honor a la revolución egipcia. Y aquí vinieron las palabras mágicas de Gadhaffi: “Queremos la unión con Egipto bajo el liderazgo de Nasser”, y luego continuó diciendo que, después de seguir minuciosamente los eventos en el mundo árabe, ellos sabían que Nasser necesitaba un segundo frente contra Israel en el norte de África.

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Nasser (izquierda) y Gadaffi (derecha) (Fuente)

De hecho, la admiración de Gadhaffi por Nasser era extrema y su compromiso con la causa árabe incuestionable. En esa reunión con el emisario egipcio, Gadhaffi afirmó: “A él se le está olvidando la profundidad. Libia representa profundidad. Tenemos cientos de kilómetros de costa en el Mediterráneo; tenemos aeropuertos; tenemos el dinero; ¡tenemos todo! Dile al presidente Nasser que hemos hecho esta revolución para él. Él puede tomar todo lo nuestro y sumarlo a los recursos del resto del mundo árabe para la batalla”. Y luego le dijo al emisario que volara de regreso a El Cairo y le dijera a Nasser que “Nosotros no queremos gobernar Libia. Todo lo que hemos hecho es nuestra obligación como nacionalistas árabes. Ahora es responsabilidad del presidente Nasser tomar el control y guiar a Libia del campo reaccionario donde estaba al campo progresista donde debe estar”.


9. El golpe de Estado en Libia había empezado a planearse desde que Gadhaffi estaba en la secundaria y, de hecho, fue postpuesto 3 veces

Como les conté antes, los padres de Gadhaffi habían destinado todos sus ahorros para enviar a su hijo, primero a la escuela coránica y luego a la secundaria en la ciudad de Sebha. Allá, a la edad de 15 años, había empezado a oír los discursos de Nasser en el programa radial “La Voz de los Árabes” y a discutirlos con sus compañeros de clase. Con ellos formó la primera célula revolucionaria en 1959.

Gadhaffi insistía que sus compañeros de célula observaran las disciplinas revolucionarias (como las llamaba él) que incluían alejarse del alcohol y los placeres carnales. El puritanismo de Gadhaffi, en parte como una reacción a la corrupción de las compañías petroleras occidentales que sobornaban al gobierno real a diario para obtener prerrogativas y contratos, surgió de sus orígenes beduinos. Ahí, en la escuela, le dijo a todos sus compañeros que se prepararan para una carrera militar porque era la única forma de hacer una revolución. Y claro, por andar dedicado a la política y por protestar por la falta de apoyo del Rey a Nasser y los palestinos en contra de Israel, Gadhaffi fue expulsado de la academia en Sebha.

Luego de la expulsión y antes de mudarse a la escuela en Misrata, Gadhaffi dejó organizadas las células revolucionarias en Sebha. Cada miembro debería crear su propia célula de estudio (llamadas “células secundarias”) y los miembros de cada célula no podían ser conocidos por las demás células. Obviamente, la membresía en las células secundarias debía ser aprobada por Gadhaffi. Una vez en Misrata, amplió la base de la conspiración a través de la creación de células primarias y secundarias. Con eso, toda la clase que se graduó de la secundaria en Misrata en 1963 entró a la academia militar casi inmediatamente. Además, la cercanía geográfica a la Universidad de Benghazi le permitió a Gadhaffi y su combo entrar en contacto con grupos estudiantiles nacionalistas árabes y otros disidentes del gobierno.

Y aquí fue el inicio real del Movimiento de los Oficiales Libres. Gadhaffi y sus compañeros se graduaron en 1966 y la mayoría de ellos fueron enviados por el ejército al extranjero para entrenamiento avanzado. El recién graduado Coronel Gadhaffi asistió a la base de Baconsfield en Inglaterra donde recibió entrenamiento en comunicaciones militares, el mismo que le garantizaría el éxito en la revolución del 1 de septiembre de 1969. Después de 9 meses en Inglaterra, Gadhaffi tuvo claro que el control de las comunicaciones era su canal directo hacia el poder. Así, a pesar de que a su regreso fue enviado a varias bases en lugares remotos de Libia, siguió en contacto con los miembros de las células revolucionarias mediante un sistema de comunicación encriptado diseñado por él mismo.

Para 1969, Gadhaffi había sido enviado a la base Gar Yunis cerca de Benghazi desde donde visitaba frecuentemente a sus padres y seguía de cerca los vaivenes políticos de la familia real. Durante los primeros días del año, Gadhaffi envió la primera alerta a sus compañeros: “Revisen el control de soldados, transporte, armas y municiones”. Cuando se le informó que sus órdenes habían sido cumplidas, decidió que la revolución ocurriría el 21 de marzo.

Sin embargo, Gadhaffi tuvo que cancelar la revolución al enterarse que ese mismo día, la cantante egipcia Oum Kalthoum había programado un concierto en Benghazi. Kalthoum era y aún continúa siendo una leyenda para los árabes. Iniciar la revolución durante su concierto no sólo hubiera sido de un mal gusto extremo, sino también hubiera atentado directamente contra la causa árabe ya que Kalthoum solía improvisar canciones sobre Palestina, Nasser y los mártires y héroes árabes. Y encima de todo, su concierto era en beneficio de Al-Fatah, uno de los grupos nacionalistas palestinos más importantes de la época. Mejor dicho, ese día era imposible el golpe porque la mayoría de la familia real estaría en el concierto y sería imposible capturarlos.

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Cantante egipcia Oum Kalthoum (Fuente)

Y aquí viene una de las historias más increíbles del golpe. Luego de cancelar la revolución, Gadhaffi se fue a visitar a sus padres a Sirte. Durante su regreso, tuvo un accidente en la carretera hacia Benghazi y, entre los escombros del carro, quedaron los planos para el golpe de Estado. La preocupación se apoderó de Gadhaffi cuando llegó un carro de policía a auxiliarlos y a requisar el carro. Pero en vez de encontrar la información del golpe, los policías encontraron una botella de agua destilada que creyeron era ginebra. A Gadhaffi le pusieron una multa por el “uso pecaminoso del alcohol” (a pesar de que él nunca había bebido alcohol) y ni se dieron cuenta de los planes de revolución.

El golpe fue programado nuevamente para el 24 de marzo pero ese día el Rey hizo una visita sorpresa a Benghazi con un anillo de seguridad extremadamente grande. Los planes habían sido frustrados nuevamente. La siguiente fecha fue el 5 de junio, pero ahí fue cuando Gadhaffi se enteró que los hermanos Shalhi también estaban programando su golpe de Estado. El tema se convirtió en una carrera contra reloj. Así, con la partida del Rey Idris a sus vacaciones en Turquía en julio y sabiendo que el otro golpe se daría el 4 de septiembre, Gadhaffi aprovechó que no había reporteros occidentales en Libia (la mayoría estaban cubriendo la cumbre árabe en El Cairo) y realizó el golpe la madrugada del 1 de septiembre. Y con eso, la planificación del golpe de Estado que había empezado 10 años atrás había llegado a su fin. El CCR se había tomado el poder en Libia.


Los planes de Gadhaffi se verían truncados con la muerte de Nasser el 28 de septiembre de 1970, un poco más de un año después de la revolución. Claro, Nasser tampoco había dado muchas señales de querer anexar Libia a Egipto. Así, Gadhaffi que no quería gobernar Libia tuvo que sentarse a pensar qué iba a hacer con el país ahora que la unión con Egipto no era una opción. Luego de un análisis profundo (algo poco usual en los líderes del Sur Global), Gadhaffi creó la Tercera Teoría Universal, un proyecto político diseñado especialmente para Libia que incluía elementos como el anticapitalismo, la democracia directa, el socialismo y el nacionalismo árabe. La Tercera Teoría Universal se convertiría en una suerte de constitución para Libia a partir de la implantación de la Jamahiriya (Estado de las Masas) y el cambio del nombre del país a la “Gran Jamahiriya Libia Árabe Popular y Socialista” en 1977.

Aquí podríamos seguir hablando de la Libia de Gadhaffi por 50 páginas más, pero como el objetivo era únicamente contarles chismes políticos sobre la Revolución Verde del 1 de septiembre de 1969, lo vamos a dejar aquí. Espero que les haya gustado y sigan pendientes del Blog de Banderas que próximamente vienen más entradas (porque lo retomé como se debe… no se pueden quejar). Como siempre, si ustedes quieren colaborar con entradas sobre los lugares donde ustedes viven o sitios que hayan visitado, envíenmelas a mapache@blogdebanderas.com y no se les olvide pasarse por las redes sociales del blog: Twitter  / Instagram / Facebook / Youtube. Nos vemos en una próxima oportunidad. ¡Adiós pues!


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