Y como el ave Fénix, el Blog de Banderas renace entre las cenizas. Bueno, cenizas no hubo nunca (afortunadamente), pero renace en todo caso. Para fortuna mía y de la de los lectores del Blog que les gusta leer mi diarrea mental por estas tierras, ya casi termino con las ocupaciones laborales que me han tenido alejado de este espacio por meses. Eso quiere decir que ya casi retomo el Blog como es debido… No se vayan a ir que esto se compone pronto. Pero mientras eso ocurre, algunos de los lectores del Blog nos deleitan con sus historias. Primero fue Javier (@CondeDeOlivares en tuíter) con esta entrada sobre su viaje a Transnistria, luego Rodrigo (@Elbayabuyiba) con su crónica sobre la Serranía de la Lindosa en Colombia y, por último, Morelca (@_smores) con su viaje a Escocia.
Pues Morelca, a pesar de estar en la lista negra de deudores morosos de este Blog por más de un mes, la jodí tanto que finalmente reincidió y nos envió una entrada sobre su viaje a Islandia. Como era de esperarse, el relato es maravilloso y las fotos son absolutamente fantásticas. Eso sí, tiene el sello distintivo de Morelca con sus datos cocteleros constantes… De esos que, según ella, ayudan a conseguir novio/novia en las reuniones sociales en las que uno necesita parecer interesante.
La historia que van a leer a continuación tiene cascadas (muchas, muchísimas cascadas), hielo, fuego, nieve, caballos, café (mucho café), mitología nórdica y, claro, los lugares donde se han filmado algunas de las películas más famosas de Hollywood. Entonces, sin más preámbulos y para no quitarle el protagonismo a la autora (porque yo hoy no tengo nada interesante que decir), nos vamos a Islandia de la mano de Morelca. Disfruten.
Hay lugares de este planeta que simplemente te llaman, por miles de razones, algunas inexplicables. Sientes una necesidad muy particular de ir y conocer determinados destinos y tratas de priorizarlos. Suelo recibir preguntas sobre los destinos que escojo, por qué unos y no otros. Yo, honestamente, quisiera conocerlos todos.

El inicio de las cosas: Laundromat Café en Copenhague, Dinamarca
Siempre me ha intrigado Islandia, no tengo una razón específica. Sólo sé que concreté mi decisión de ir en 2012, en un café precioso llamado The Laundromat Café, en la ciudad de Copenhague. Allá me encontraba con una amiga y su marido. Encontré en el menú una cerveza islandesa (una sola), y por supuesto me llamó la atención y la pedí. Una de mis mejores amigas del colegio es maestra cervecera (Nat), así que donde quiera que me encuentre en este mundo, gracias a ella tengo acceso a la mejor fuente de información para probar las más relevantes e interesantes cervezas locales. Gracias a ella, además de poder probar cervezas increíbles, afino mi paladar cervecero y aprendo de maridaje. Así que como pasa siempre que estoy probando alguna cerveza nueva, le mandé foto a Nat, y como era de esperar, además de conocer la marca (Skjálfti), había tenido la oportunidad de conocer la cervecería. Me contó que quedaba como a una hora de Reykjavík, y que había llegado allá con señas en un viaje que había hecho a Islandia un par de años atrás. De esas lindas coincidencias que no son coincidencias y que te impulsan consciente o inconscientemente a actuar.

Kerið, lago de cráter volcánico
Desde eso, que parece una bobada, pensar en Islandia se volvió algo recurrente en mis planes de viaje. Objeto de discusión con Nat y con uno de mis mejores amigos que vive en Washington, y con quien planeamos muchas veces el viaje, que nunca se dio porque no logramos coordinar nuestras agendas laborales. Apenas surgió la oportunidad de ir a Escocia, y sabiendo que contaría con tiempo para ir a otros destinos, busqué y analicé todo tipo opciones (con ayuda de las amistades lógicamente), entre las que estaban las Islas Faroe (sobre las que pueden leer en esta entrada), Islandia y Europa del Este. Al final, el tiempo sólo daba para un destino adicional. Y por esas maravillosas “coincidencias” de la vida, apenas le dije a mi maestra cervecera favorita que Islandia estaba en la baraja, ella me dijo que si lograba coordinar un par de cosas iría conmigo. Y por supuesto se dieron las cosas.
Yo de Islandia siempre he sabido relativamente poco, así me intrigue mucho. Dato Coctelero 1: La llaman la tierra del hielo y el fuego. Islandia surge de una erupción volcánica y la actividad geotérmica allá es de otro nivel. A esto se le agrega la gran presencia de glaciares. Y así, conviven el hielo y el fuego en un mismo lugar. Sé que tienen como 350.000 habitantes, que son fanáticos de la lectura, que tuvieron una crisis económica terrible (de la que salieron gracias a las mujeres, por cierto, pero esa es otra historia). Sé que allá toda el agua caliente la da la tierra por su actividad geotérmica. Sé que ha sido fuente de inspiración para varias obras de Julio Verne, y este año, supe por mi abuelo que uno de sus libros favoritos de infancia fue escrita por un islandés llamado Jón Sveinsson en 1914 que se llama Lost in the Fjord: The Adventures of Two Icelandic Boys. Por supuesto que lo que más sé del lugar es que es hogar de múltiples bandas, de las cuales conozco relativamente bien a los Sugarcubes, Sigur Rós, Of Monsters and Men, Gus Gus, y por supuesto a Björk.

El lago Tjörn de Reykjavík
Y con eso les traigo el Dato Coctelero 2: Quizás este dato lo sabe todo el mundo, pero aún así, me parece importante señalarlo. Björk en islandés quiere decir abedul (Definición de abedul según la RAE: Árbol de la familia de las betuláceas, de unos diez metros de altura, con hojas pequeñas, puntiagudas y doblemente aserradas o dentadas, que abunda en los montes de Europa). Razón por la cual, cuando uno está andando por Islandia, la palabra Björk aparece hasta en la sopa. Sobre este asunto, una apreciación. La gente islandesa es absolutamente amable y querida, generosos con su tiempo, como mínimo bilingües (su inglés siempre es impecable) y por supuesto están muy atentos a colaborarle a los turistas en lo que requieran. Son cultos, están enterados de lo que pasa en el mundo, y aunque te hablan de todo, son reservados. Dicho lo anterior, para quienes consideran que Björk (la cantante), es un personaje curioso, extraño, con un sentido del humor y de la moda bastante peculiar, sepan y entiendan que ella es simplemente islandesa en todo el sentido de la palabra. Nada más y nada menos. Todos son así, unos un poco más, otros un poco menos, pero es inherente a su ser. Por supuesto que esa peculiaridad de los islandeses me pareció un hit.
Quisiera decir que vimos algo de las Auroras Boreales desde el avión, pero no estoy completamente segura si eran las auroras o no (estábamos del lado indicado del avión al menos). Sé que vi algo fuera de lo común, solo que no estoy segura qué era. En cualquier caso, para efectos de esta historia, nuestra meta no era ir a Islandia a ver las auroras (aunque sí le invertimos algo de tiempo discutiendo frente la hora en la que anochecía por completo, hacia qué punto cardinal debe uno dirigir la mirada y la programación de las alarmas para levantarnos a horas exóticas a ver si algo se veía porque la página de Aurora Forecast nos alertó un par de veces que había alta probabilidad. Lastimosamente, las noches nos resultaron, además de muy cortas, muy nubladas). Ni modos. Ir a ver la aurora es una razón más para volver.

Nuestra ruta – la pintamos sobre un mapa con instrucciones que venía entre el carro que alquilamos
Llegamos a Reykjiavík un viernes por la noche. Salimos del aeropuerto, recogimos nuestro carro y nos fuimos a un B&B cercano para iniciar temprano al día siguiente nuestro viaje, que por supuesto empezó como debe ser, con café, música y mercado. Entre mis múltiples mañas viajeras está hacer mercado (bueno, al menos visitar un supermercado) en cada lugar al que vaya. Los supermercados en Islandia son inmensos, y no abren sino hasta las 10 am. Aquí las cosas se hacen con calma, no se madruga. Eso sí, se consigue absolutamente de todo. Nos aperamos de todas las cosas que uno necesita para un viaje en carro y arrancamos. Dato Coctelero 3: Panes y lácteos. De mis cosas favoritas del mercado fueron los panes islandeses (son de esos oscuros y densos, de centeno y de cereales) y el Skyr que es como un yogur griego sólo que más espeso. Lo amé demasiado y lo extraño. Viene en diferentes presentaciones, para todos los gustos, con azúcar, sin azúcar, con sabores de fruta, en fin… El rúgbrauð islandés, por su parte es un pan tradicional que se hace sobre las aguas termales en unos recipientes de madera, y aunque principalmente comimos la versión de supermercado, tuvimos oportunidad de probar uno casero en un restaurante un día. Si les gusta ese tipo de pan, éste les va a encantar.
Como nuestro plan era darle la vuelta a Islandia en 5 días, teníamos como meta andar diariamente un mínimo de 350 km y hasta 500 km. Para ello contábamos con los siguientes insumos: el conocimiento de mi amiga de la isla, los detalles del recorrido que ella había hecho hace casi 10 años atrás, el libro de Lonely Planet, por supuesto Google Maps y la paciencia infinita de mi amiga que por nuestra seguridad no me iba a permitir estrenarme en carretera internacional en Islandia. Yo llevaba una lista de todo lo que se me había ocurrido que quería conocer e hicimos lo posible por incluir algunas de esas cosas. Nuestro viaje tenía múltiples propósitos, y además de muchos lugares mágicos de Islandia, teníamos una meta de ver todas las cascadas y glaciares que pudiéramos. Como diría Barney Stinson en How I met your mother: challenge accepted! ¿Y cómo no? ¿Cuántas veces se te presenta la oportunidad de visitar un lugar “exótico” en donde desde el principio sabes que absolutamente todo lo que vas a ver va a ser absolutamente precioso? Son pocos los lugares así. Dato Coctelero 4: La ruta principal de Islandia se llama la ruta 1 y le da toda la vuelta a la isla. Y es la que uno usa para buena parte del recorrido, salvo que uno quiera visitar ciertas cosas muy al interior. Imagínense la cantidad de vías que puede tener una nación en la que la ruta 1 le da la vuelta entera a la isla. Esto es literalmente otro mundo.

Monumento vikingo en Reykjiavik – Solfarid, el viajero del sol
Dato Coctelero 5: Islandia es tierra vikinga. Ubicada justo en el borde del círculo ártico, los vikingos empezaron a llegar hacia el año 800 desde Noruega y desde entonces hay múltiples lazos con los pueblos escandinavos. Dicho lo anterior, estar en Islandia e interactuar con su gente en islandés es quizás lo más cercano que uno tenga hoy en día para poder interactuar con una cultura vikinga real. De hecho, Islandia surge como república sólo hasta 1944. Es una nación que como ya mencioné, no alcanza a los 350.000 habitantes. Hay pueblos de 60 habitantes en donde por supuesto las casas no se cierran con llave y se suele pasar por donde el vecino para sacar de su nevera el huevo o el aliño que falte. Todo se sabe de todo el mundo, al menos en los pueblos. Además de todo, Islandia es quizás el único lugar en el mundo donde hay una trazabilidad casi perfecta del árbol genealógico de todos islandeses. Esta información dicen que parte desde el Landnámabók, un libro que documenta cómo fue esa llegada de los vikingos noruegos a Islandia y detalla, además de los asentamientos todas las familias, nacimientos y matrimonios que se fueron dando. Calculen pues que ya siendo difíciles las relaciones modernas, un islandés tendría que ir al registro nacional genealógico para poder descartar una posible endogamia si se quiere casar. Por otro lado, las tradiciones políticas y sociales también vienen de los vikingos, al igual que los mitos y leyendas hacen parte del folklor. Creen en duendes y hadas (a los que uno les achaca por supuesto cualquier despiste o descuido). Y hay un sentido de conexión con la naturaleza.

Hallgrímskirkja, iglesia luterana en Reykjiavik, una de las estructuras más altas de Islandia, su diseño es un homenaje a los flujos de lava basáltica, montañas y glaciares que hacen parte del paisaje
Dato Coctelero 6: En Islandia no hay ejército, y si bien hay policía, no están armados. Creo de hecho que en todo el viaje, nunca vimos a ningún policía, ni en la ciudad ni en la carretera (quizás en la carretera cruzamos un carro de policía), un único avistamiento, en una semana. Para mí eso fue una absoluta rareza.
Dato Coctelero 7: Islandia es de viento, de mucho, mucho, mucho viento. Se considera una región subártica, aunque en términos de temperatura esa distinción no representa necesariamente retos climáticos. El tema fundamental aquí, contrario a todas las advertencias y recomendaciones, es saber vestirse para resistir el viento. A mí me dijeron que por la época del año estaría empapada todo el viaje. Nada pudo estar más lejos de la verdad. Quienes estén familiarizados con un buen otoño, los paisajes de la Patagonia, del Atlántico Norte, o la mismísima Bogotá, entenderán que 10 grados centígrados con cielo azul despejado y solazo espectacular no quieren decir nada frente a la sensación térmica que genera el viento. El viento que cuando le da la gana, dificultaba andar por la carretera, consumía mucha gasolina y en ocasiones nos impedía abrir las puertas del carro. Una amigable recomendación. Ojo con desatender las cámaras en un trípode. Ese viento derriba lo que sea. Nosotras aprendimos a las malas. Eso sí, no se dejen amedrentar con el tema del clima. En una semana tuvimos sol, leves lloviznas, nieve y con todo y eso, en una templada primavera, tuvimos unos días absolutamente espectaculares. En los días de nieve, los ventarrones eran realmente tenebrosos y a veces te eliminaban la visibilidad en las carreteras.

Estado de las carreteras a pocos kilómetros de distancia entre ellas
Hay que tomar ciertas precauciones. Por un lado siempre estar atentos al clima y a cómo están las carreteras (una zona puede estar perfecta y la otra en una tormenta terrible). Y por supuesto, vestirse como cebollita: capas muchas capas, no le teman a las famosas “calzonarias” ni a usar varios pares de pantalones, sacos y chaquetas. Uno se la pasa quitándose y poniéndose capas. Estuvimos en momentos con 3 pares de pantalones puestos y 2 chaquetas. Creo que es la mayor cantidad de viento que me ha tocado, habiéndome enfrentado a fuertes vientos invernales.

Hermosos paisajes desprovistos de árboles – versión primavera

Hermosos paisajes desprovistos de árboles – versión primavera luego de una mañana de nieve
Dato Coctelero 8: En Islandia escasean los árboles. Están los Björk que son casi que la única especie nativa. Sorprende el paisaje desprovisto de árboles. Hay cultivos comerciales forestales y hay también en ciertas regiones, hogares enteros escondidos entre una barrera de árboles (claro, para protegerse del viento). Como yo venía de ver algo similar en la Isla de Skye, no fue tan traumático para mí el impacto, pero sí causa impresión. La razón obedece a una serie de situaciones asociadas a la naturaleza del suelo y a los períodos glaciares. Pero la verdad es que la mano del hombre en materia de las decisiones sobre la producción agrícola y pecuaria tienen muchísimo que ver.

Cascada por la carretera
Dato Coctelero 9: En Islandia todas las cascadas tienen nombre. Todas, desde las cascadas más emblemáticas (esas que aparecen en las páginas web, en los libros de Lonely Planet) hasta las que uno va viendo por la carretera, todas y cada una de ellas tiene su nombre, su significado y por supuesto su historia. Y hay millones de cascadas. Casi todas terminan con “foss” (que quiere decir caída o cascada tanto en islandés como en noruego).
Nuestra primera gran parada turística fue en la costa sur de Islandia, en una de las cascadas más grandes, llamada Skógafoss, la cascada del río Skógá. Es un lugar precioso (siento mucho de aquí en adelante me la paso escribiendo que todo es precioso en Islandia, todo me parecía como de fantasía, vivía impresionada y a veces hasta olvidaba parpadear). Se puede caminar detrás de la cascada (la única gran lavada que nos pegamos en el viaje fue ahí) y hay una cueva y siempre hay un arcoíris visible. Es lindo. Y para hacerlos antojar, les voy a contar una pequeña leyenda sobre el lugar. Dicen que detrás de Skógafoss hay una cueva donde había enterrado un tesoro vikingo del cual sólo se rescató una de las argollas de la caja que lo contenía, puesto que el tesoro mágicamente desapareció. Dato Coctelero 10: Skógafoss fue el lugar de rodaje de las películas de Marvel de Thor (por supuesto), y si quieren descrestar, pueden decir que en la zona de influencia de esa cascada se dio uno de los primeros asentamientos vikingos. Otro dato peliculero, si se vieron la vida extraordinaria de Walter Mitty, verán que una de las paradas que él hizo en su viaje a Islandia fue justamente ahí.

Detrás de Skogafoss – el único lugar donde quedamos empapadas
Dato Coctelero 11: Los mal llamados ponis islandeses. Los caballitos islandeses son únicos en el mundo, son patrimonio nacional, son muy muy bonitos, y por si fuera poco, vienen de los vikingos. A los islandeses no les gusta que les digan ponis, pero en sentido estricto sí son unos caballitos más pequeños en comparación con los caballos con los que estamos familiarizados en el resto del mundo. Son fuertes, y aguantan frío (para ellos no hay cobijas como las que tenían los caballos escoceses). Tienen un pelaje que se ve más grueso, es suave al tacto y tienen una melena increíble. Se ven como modelos de revista y son posudísimos. Y como las vacas, son bastante chismosos. Por su naturaleza, su particularidad, y por temas genéticos, sanitarios, fitosanitarios y de protección de la especie, no se pueden entrar otras especies y los caballos que salen del país, jamás pueden regresar. Son caballos que además tienen un paso característico, aunque de eso no sé mucho. Si uno quiere puede montarlos, pero en esta ocasión solamente los vimos por la carretera y los acariciamos un día que nos quedamos en una finca llena de ponis. Por cierto, divina la finca, en medio de la nada, uno entra en contacto con la naturaleza.

Caballos islandeses

Caballos islandeses
Siguiendo por la costa sur de Islandia, llegamos a una pequeña península volcánica llamada Dyrhólaey desde donde se pueden ver glaciares hacia el norte, donde hay arena negra volcánica, columnas de piedra volcánica, pequeñas cuevas y un enorme arco volcánico que es de los lugares más fotografiados. La arena negra de aquí es de una textura completamente diferente a la arena negra del pacífico colombiano (que en realidad es más bien piedras diminutas), esta arena negra era finísima y suave al tacto.

Dyrhólaey

Dyrhólaey
Entre las formaciones de roca volcánica le dimos inicio a un pequeño ritual que creamos con mi amiga (sin saber que estábamos quebrando la ley) y era tomarnos una cerveza cada día (de las que se compran en el supermercado, con 2% de grados de alcohol,) en un lugar paradisíaco de Islandia. Dato Coctelero 12: En Islandia hay cero tolerancia con conducir bajo los efectos del alcohol. No puede uno ni tomarse una sola cerveza (así sea de 2% de grados de alcohol). Ahora bien, procesar esos niveles en el torrente sanguíneo no es tan difícil, y con las caminatas y la comida nunca estuvimos en riesgo de infringir la norma. Y además todos los caminos son tan solitarios que en ocasiones te sientes absolutamente solo en el mundo.
Dato Coctelero 13. El viento y la temperatura se encargarán de que tus bebidas siempre estén frías, no requieren refrigeración alguna. Es el lugar perfecto para tomar cerveza al aire libre. Yo se lo aseguro. Mejor aún, tengo la garantía de una maestra cervecera para esto. La nevera natural nos servía también para resguardar el mercado, lógicamente. No se daña es nada. Y aquí una pequeña anotación muy hippie y cursi. En Dyrhólaey perdí unas pulseras de plata. Para sentirme mejor conmigo misma decidí que era una ofrenda para que yo siempre volviera a Islandia y que Islandia siempre volviera a mí. Menos de un mes después, Sigur Ros anunció concierto en Colombia. Yo digo que la ofrenda sirvió (Nota del Blog de Banderas: ¿Alguien me explica por qué yo siempre doy con todos los hippies de tuíter? No entiendo nada).

Desde la carretera se puede ver el vapor que sale de las aguas turquesas
Dato Coctelero 14. Islandia es caro, de hecho dicen que está entre los 5 países más costosos del mundo. Y para que tengan un referente, es sin lugar a dudas mucho más caro que Londres o que Nueva York. Apenas regresé a Londres, todo me parecía baratísimo, calculen. ¿Y por qué? Hay varias explicaciones, la corona islandesa (ISK) se ha venido revaluando luego de la crisis económica a finales de la década de 2000, el costo de la mano de obra es altísimo, hay una inflación creciente. Además de eso hay bastantes impuestos. El lado positivo del asunto es justamente la inversión estatal: se ve la limpieza, el orden, el estado de los parques naturales, el perfecto estado de las vías. Esto lo menciono porque es importante prepararse, uno quiere comer bien un par de veces (cena sencilla para dos en un restaurante normal sale como por 100 euros), uno quiere ir a tomarse unos tragos (una cerveza en un pub cualquiera sale en promedio por 10 euros) y ver música en vivo, uno quiere quedarse en lugares cómodos (en promedio 120 euros para dos personas). Sobre la corona islandesa tengo una linda anécdota. Las monedas y los billetes siempre están decorados con pescados (que en islandés se dice fiskur). La moneda se conoce con la sigla ISK (como los pesos colombianos son COP). En los países nórdicos fisk es pescado, similar a fiskur (pescado en islandés), que a mí me parece que es pues ISK con agregado. Así que en mis asociaciones locas para la nemotecnia me pasé el viaje diciendo que las cosas costaban tantos “fisks” y que no encontraba mis fisks. Por supuesto mi amiga no hizo más burlarse y que corregirme todo el viaje por este y otras “aproximaciones idiomáticas” que más adelante les contaré.

Los fiskur aparecen en las monedas
Respecto a los costos de la acomodación, no se preocupen. Afortunadamente viajar y estar cómodos allá es viable para todo tipo de presupuesto viajero. Dada nuestra meta de darle la vuelta a la isla, a veces simplemente a medida que se acercaba el final de la tarde (es decir, hacia las 7 pm, mucho antes del atardecer), empezábamos la búsqueda de hoteles, cabañas, hostales, B&B hasta dar con un lugar que nos agradara. Con el hospedaje nos fue de maravilla. Encontramos lugares espectaculares a buenos precios, independientes, y que nos permitían estar en contacto con la naturaleza, que era a lo que íbamos. Quiero confesarles además que en nuestra segunda noche aprovechamos para comer una tradicional pizza hawaiana en un restaurante local, antes que se instaure la supuesta (y polémica) prohibición del primer ministro islandés. A veces en vacaciones uno tiene antojos raros.

Una de las cabañas en las que nos quedamos
Dato Coctelero 15: Islandia es un lugar en donde el turismo de naturaleza está diseñado para todos los gustos y las capacidades físicas. ¿Quieren estacionar el carro y asomarse a la cascada o al glaciar más cercano con cero dificultad? Pueden hacerlo. ¿Quieren hacer trekking de 5 horas para llegar a otro punto del glaciar? Clarísimo que pueden. Todo está perfectamente diseñado, delimitado, demarcado y organizado para que hagan el turismo que más les guste y con los diferentes niveles de dificultad que deseen. Una corta caminata de 2 kilómetros los llevaba a los pies de un glaciar, un ascenso corto por una montaña los llevaba a unas cascadas incrustadas en una montañita (no soy despectiva con las montañas islandesas, es sólo que como las veo yo, comparativamente hablando, me parecen pequeñas, creo que lo más alto que estuvimos fue a 500 metros sobre el nivel del mar y eso allá se consideraba ya alto). En cualquier caso, a Islandia uno va es por la vista. Y para las maravillas que hay que ver, tienen todas las opciones. Casi que pueden dejar el carro prendido con las puertas abiertas y todas sus pertenencias, mientras van a fotografiar algo que les gustó a unos metros. O pueden caminar y escalar horas. El recreo para la vista es permanente, casi que da tristeza parpadear. En serio. Uno parpadea y se pierde algo, quisiera uno estar como Alex, el de la naranja mecánica.

Svartifoss, la cascada negra y sus columnas basálticas que se van desprendiendo. De mis favoritas
Esta facilidad para turistear en Islandia lo fui viviendo poco a poco (aunque ya me lo habían comentado) y me pareció realmente sorprendente cuando llegamos al parque nacional de Vatnajökull. No que no me hubiera dado cuenta en nuestro primer día de aventuras, sino que no pensé que todos los atractivos fueran así. Dato Coctelero 16: En Islandia se consigue buen café. Hay buen café en la recepción de los parques naturales, en los cafés (hay unos divinos que no están llenos siempre de turistas), en los restaurantes e incluso en las bombas de gasolina. Para nosotras, un enorme alivio. Este parque es una cosa enorme, como para pasar varios días visitándolo. O en su defecto acampar. Dato Coctelero 17: Aunque usted no lo crea, Islandia está habilitada para acampar. Y es algo que la gente no sólo hace, sino que les gusta mucho hacer. Yo creo que están absolutamente desquiciados los que pretenden acampar en Islandia, incluso en esa preciosa primavera que me tocó, porque las noches son frías y el viento pues qué les puedo decir… ¿quién duerme en una carpa en esas condiciones, y en un sitio donde no hay árboles? No sé si yo me le mediría en un futuro.

Visual desde una de las rutas de caminata por Vatnajökul
Dato Coctelero 18: El parque nacional Vatnajökull es el parque natural más grande de Islandia (y de Europa), cubre aproximadamente 14% de la isla. Nosotras llegamos por el sudoeste. Aquí hay todo, glaciares, volcanes activos, actividad geotérmica constante, icebergs, cascadas, cuevas de hielo (a las que no se pueden acceder en todas las épocas del año debido a la estabilidad del hielo). Allá se puede ver en todo su esplendor ese jugueteo constante entre el hielo y el fuego. Por supuesto que si uno quiere dedicarle su viaje a este parque natural, requiere dedicarle varios días. Nosotras optamos por hacer unas caminatas (en total unos recorridos como de 10 kilómetros a pie), visitar unas cascadas, disfrutar la vista, ir hasta el glaciar y hasta el lago de icebergs. Apenas visitamos una pequeña parte del parque (había rutas cerradas por mantenimiento y por el clima, estaba muy caliente), pero visitar esa pequeña parte nos tomó todo el día. Espectacular.

Llegando a pie al glaciar
Luego de ese espectáculo de día. Dato Coctelero 19: Hay un lago de icebergs, Jökulsárlón, que quiere decir el río/lago glaciar y que de paso conecta con el mar, nos tocó ya el final de la tarde y con la visita de los diferentes pájaros, gaviotas y focas que nos hicieron photobomb en nuestra selfie.
Este lugar hace cientos de años no existía pues el glaciar Breiðamerkurjökull llegaba directamente hasta el Océano Atlántico, y a medida que ha ido retrocediendo (después de la llamada “pequeña era glaciar”, entre el 1600 y el 1900), se fue generando el lago, que de paso se considera una de las principales maravillas naturales de Islandia. Su popularidad la ha llevado al cine y a la televisión, y aparece no sólo en una sino en dos películas de James Bond (A View to a Kill y Die Another Day), así como en Batman Begins y en Tomb Raider. Más allá de eso, el rato que uno pasa ahí, por más turistas que haya, es una cosa alucinante, ver esos trozos de glaciar de diferentes tonos flotar y movilizarse hacia el mar, es todo un espectáculo.

El lago de los icebergs desde diferentes ángulos

El lago de los icebergs desde diferentes ángulos
Nuestro viaje continuó hacia el este de la isla, un sitio místico de criaturas mágicas con historias que datan de más atrás de la llegada de los vikingos. Cierto o no, este lugar tiene muchas influencias, e incluso en uno de los fiordos, la influencia francesa es tal que los letreros en la calle están en francés y en islandés. El caso es que tuvimos la oportunidad de rodear varios fiordos y encontrarnos varias veces con renos por la carretera. Dato Coctelero 20: Los renos salvajes de Islandia sólo habitan en el lado este y van migrando según las diferentes estaciones. Son otro “traído” de los escandinavos. Dato Coctelero 21: El lado este es quizás el menos habitados de la isla, aproximadamente el 3% de la población vive ahí. Dato Coctelero 22: Los fiordos. Quisiera intentar resolver de una buena vez la discusión. He tenido la oportunidad de conocer varios fiordos y cada uno que visito viene con una historia diferente sobre lo que es. Luego de leer y de investigar un poco al respecto, creo por fin entender la cosa. Se supone que un fiordo es una entrada de mar resultante de una inundación de un valle donde había una “lengua glaciar” que ha retrocedido. Y viene de una antigua palabra nórdica que quiere decir algo así como área navegable. Así que sólo ciertos lugares del mundo pueden atribuirse la presencia de fiordos.
Y aunque dicen que la región este tiene el clima más tranquilo de toda la isla, luego de rodear los fiordos y su belleza, nos tocaron algunos retos en la vía y unos túneles que ni les cuento. Dato Coctelero 23: Islandia tiene en total 11 túneles en su sistema vial. Aunque la mayoría atraviesan montañas, lo interesante de este dato es que uno de ellos pasa por debajo de un fiordo y otro atraviesa el océano. Este último acorta la distancia entre Akranes y Reykjiavik, eliminando la necesidad del ferry para conectar las dos ciudades. Creo que usamos cerca de 4 de los túneles, incluyendo este último. Y la verdad es que todos son tremendas obras de ingeniería. Especialmente porque logran conectar regiones de la nación que de otra manera quedarían completamente aisladas durante el invierno. Este dato lo traigo a colación precisamente porque nos nevó mucho una noche y un túnel que se nos apareció fue la salvación dado el viento que junto con la nieve afectaba un poco la visibilidad. Efectivamente uno en Islandia no sabe a qué atenerse con la variabilidad climática. Y de paso aprovecho y le hago cuña a nuestra melomanía con una amable sugerencia. Eviten salir de viaje sin unas buenas listas de música que permitan cantar a todo pulmón por la carretera. Especialmente cuando las carreteras están absolutamente solas, y más especialmente cuando hay nieve y ventea. Esto nos salvó en múltiples trayectos.

El Túnel
La nieve de la noche y el sol del día siguiente hicieron que nuestro recorrido hacia la cascada de Dettifoss fuera como mágico. Alcanzamos a hacer guerra de bolas de nieve (en pleno mes de abril). Y de nieve de verdad, de la suavecita, no esa pelmaza de escarcha y hielo. Dato Coctelero 24: Dettifoss es la cascada más poderosa de toda Europa y sus aguas vienen del glaciar Vatnajökull (sí, seguíamos bordeando de alguna manera el parque) y del río Jökulsá á Fjöllum. Vi que había todo tipo de traducciones para la palabra. Como ya les dije foss es cascada y Dettifoss quiere decir algo como cascada burbujeante o cascada que colapsa. La caída es como de 50 metros y se ve poderosísima. Ahora imagínensela a medio congelar y en un entorno invernal, impactante. Mi celular se congeló y se apagó por exceso de frío y como todo era tan blanco (empezamos a decir que 50 tonos de blanco) con la luz del sol tomar fotos se dificultaba. Literalmente deslumbrante. Una corta caminata en la nieve, un par de resbalones y de pronto entre las piedras semejante cascada. Preciosísimo.

Dettifoss
De ahí seguimos atravesando Islandia, ahora rumbo hacia el norte a la zona más extraterrestre de todas. Dato Coctelero 25: La región mágica y alienígena de Mývatn (que traduce algo así como el lago de los insectos). Contrario a su nombre (supongo que por la época del año), no vimos muchos insectos. Lo que sí vimos fue un cráter de volcán más grande que Stade de France (lo menciono porque apodé cariñosamente el lugar como el Stade de Mývatn) y una tierra volcánica llena de lava, cráteres y un paisaje que yo nunca antes había visto. Y el lago, el lago es resultado de una erupción volcánica de hace miles de años, y dentro del lago hay islas e islitas volcánicas. Y dentro del lago en esas islas, hay casas, hay hatos. Demente. Se le van las horas a uno ahí, francamente es de no creer. Fui, toqué las piedras, el suelo, el musgo, me senté en el suelo volcánico y contemplé todo. En realidad es otro mundo. La luz es diferente, los colores son distintos, el aire, la energía. El tiempo transcurre a otro ritmo. Como que ahí fui consciente de la magia, la mística y el encanto de Islandia. Allá, en ese lugar extraterreste que sacó lo mejor y lo peor de mí, sentí que realmente cualquier cosa es posible. Dato Coctelero 26: Hay otro aspecto muy coqueto de Mývatn y es que ésta zona es una extensión de la dorsal Mesoatlántica. Sobre esto les hablaré en un rato. Dato Coctelero 27: Mývatn, por supuesto, es una de las locaciones más interesantes de Game of Thrones.

Stade de Mývatn

Vista parcial del Lago de Mývatn y una de las islas
En semejante lugar tan exótico, tan encantador, tan extraterrestre (a veces me sentía como en Marte) no había otra opción que tomarnos un café y fuimos a un sitio fantástico sobre el lago llamado Vogafjos Cowshed Café que funge de hotel, restaurante, café, tienda de regalos y además es un pequeño hato dedicado al concepto que está tan de moda, y que de paso es bien chévere, conocido como farm to table. No quiero hacerle propaganda a un lugar, es sólo que me marcó todo el concepto del café de la vaquita, y la verdad quedé profundamente fascinada con la torta Heimilisfriður que traduce paz en casa. Yo salí encantada. Esto era como de cuento. Y no, no me quisieron dar la receta de la torta. Yo averigüé y la pedí, con carita de puchero y todo. Pienso volver e insistir.

El paisaje extraterrestre
Luego de esas maravillosas onces islandesas, seguimos nuestra ruta hacia el norte, hacia nada más y nada menos que la famosa cascada de los dioses, Goðafoss. Dato Coctelero 28: Cuenta la leyenda que por allá en el año 1.000, durante la “cristianización” de Islandia, el gran sabio (Lǫgsǫgumað) lanzó todos los “íconos paganos” a la cascada. Esos íconos paganos que eran los dioses nórdicos de los islandeses. Y la saga está documentada en el Íslendingabók que narra la historia de Islandia. Ahora bien, la saga misma narra que a pesar del acto simbólico, los islandeses realmente nunca dejaron de adorar a sus dioses nórdicos y la cascada se convirtió en símbolo de ello.
De ahí seguimos hacia la llamada capital de la región norte, la ciudad de Akureyri. Dato Coctelero 29: Con menos de 20.000 habitantes, ésta es la segunda ciudad más grande e importante, famosa por tener el mejor clima de Islandia y los mejores lugares para esquiar. Dato Coctelero 30: Aquí nació el escritor Jón Sveinsson, el autor del libro de niños que les mencioné al inicio, en Albuquerque (que fue el nombre que le puse a Akureyri mientras lograba memorizarlo y pronunciarlo). La bahía de la ciudad es una cosa descrestante y la ciudad como tal está llena de detalles bonitos, una casita de té azul y unas construcciones hermosas. Llegamos sólo de paso y a un restaurante que quisimos conocer y que resultó siendo uno de los restaurantes más famosos de Islandia: Rub23. Allá tuvimos la oportunidad de probar algunos manjares típicos (ninguno de los exóticos) y probar cervezas locales. Me pareció una preciosidad Albuquerque, que digo, Akureyri, creo que vale la pena dedicarle unos días en mi próxima visita, pues si algo tengo claro, es que a Islandia volveré.
Dato Coctelero 31: La gastronomía islandesa es bien peculiar. Entre los más famosos platos típicos que no probé están el Hákarl, carne fermentada de tiburón (especial para las fiestas decembrinas), el hrútspungur, que hasta donde entiendo es como un pastel de testículos de carnero y el Svið, que es cabeza de cordero cocida. El clásico, que hasta en el supermercado se consigue es el pescado seco (Harðfiskur), que se come hasta en paquete, como si fuera papa frita. No se ve nada apetitoso. Como ya les mencioné, sí fui fan de los curados, del Skyr, de las tortas y del pan. Sí probamos, variedades de pescados islandeses, en múltiples preparaciones, reno, ensaladas. Cosas más digeribles. Dato Coctelero 32: La sazón islandesa tiene unos sabores ligeramente diferentes de cuando en vez. Nos explicaron que eso se debe a ciertas hierbas, entre otras el tomillo ártico islandés, que de paso compré para tener en mi cocina. Resulta que este tomillo, además de dar sabor a las comidas, sirve para té y tiene todo tipo de atributos curativos. Se usa como medicina tradicional en Islandia, como antibacterial, para las gripas, para problemas respiratorios, para el dolor de estómago, incluso dicen que hasta para el guayabo. Dato Coctelero 33: La sal. Este mágico lugar tiene una fijación por la sal. Puede tener múltiples explicaciones. Por supuesto, el pescado ese seco es salado, y la sal es importantísima para preservar los alimentos. Pues quiero decirles que las técnicas de preparación de la sal marina tienen cientos de años. Y por tanto es algo que hay que degustar. Hay todo tipo de sal marina, saborizada, con Björk, con tomillo islandés, y yo por mi parte opté por sal marina de lava negra. Adivinen el ingrediente secreto.
Dato Coctelero 34: El licor típico se llama Brennivín, al que le tienen de apodo la muerte negra y es como entre un schnapps o un aquavit. Lo compré y hasta que regresé a casa fue que lo probé. Al parecer hace un maridaje maravilloso con el Hákarl. Para que lo tengan presente. En todas las paradas tuvimos la oportunidad de probar las cervezas artesanales y por supuesto que Albuquerque no fue excepción. Allá probamos una doble IPA de la cervecería Borg llamada Úlfur Úlfur. El mesero del restaurante nos explicó que la cervercería tenía, como era de esperarse, una IPA emblemática llamada Úlfur, razón por la cual se daba el juego de palabras y la doble IPA. Dato Coctelero 35: Úlfur traduce lobo, y Úlfur Úlfur, además de todo, también es un famoso rapero islandés. Se los recomiendo. Es una extraña experiencia musical.
En nuestra recta final en la vuelta a Islandia, pasamos por un sitio donde se pueden visitar las tradicionales casitas de los vikingos, llamado Glaumbær. Dato Coctelero 36: En Glaumbær existen vestigios de los primeros asentamientos que datan del año 900. Ahí se encuentra uno con un especie de finca compuesta de muchas casas juntas hechas de tierra compactada y, como seguramente adivinaron, también de Björk (con premeditación dejé de usar la palabra abedul). El lugar se usó como vivienda hasta finales de los años 40 y a partir de 1950 aproximadamente se volvió un museo y lugar exhibir los detalles de la vida rural islandesa.

Glaumbær

Glaumbær
Y luego de las casitas, y de una visita fallida a una cueva llamada Víðgelmir (llegamos tarde por comernos nuestros sánduches y nos perdimos el último turno de ingreso del día), visitamos las cascadas más curiosas de todas, unas cascadas que salen del suelo, las cascadas de lava de Hraunfossar. Dato coctelero 37. Hablando de paisajes extraterrestres, imagínense una llanura volcánica en dónde gracias a la porosidad de las piedras va saliendo agua literalmente del suelo y caen unos hilos de agua completamente aguamarina sobre el río Hvítá. Y toda esta maravilla gracias a un volcán que está debajo de un glaciar. Es una cosa de otro nivel. Se queda uno sin palabras, mirando como un bobo las maravillas de esta madre tierra.

Hraunfossar
Y como ver eso no es suficiente, justo al lado, hay otra cascada digna de contemplar, con su propia leyenda. Dato Coctelero 38: La manera islandesa de inculcar la obediencia a los padres. Cuenta la leyenda que en la cascada de Barnafoss había un puente natural de piedra. Un día, los padres salieron a la iglesia y dejaron a los niños en casa, con la clara instrucción de quedarse ahí. Los niños, por supuesto, se aburrieron y decidieron ir en busca de sus padres. Cruzaron el río por el puente de piedras y cayeron y murieron. La madre, devastada, no sólo hechizó el puente sino que lo destruyó.

Barnafoss
Esta fue nuestra última parada antes de dirigirnos hacia la bella ciudad de Reykjiavik, en donde, como lo exige el protocolo, llegamos casi que directamente a bañarnos en las piscinas termales públicas. Dato Coctelero 39: Vaya a cualquiera de las piscinas termales públicas que hay en Islandia, no se va a arrepentir. Dato Coctelero 40: Existe estricta instrucción de ducharse completamente desnudo antes de pasar a las piscinas. Tienen postales en el aeropuerto burlándose de los turistas y haciendo alusión a esta regla. Las piscinas públicas están en todas partes, el ingreso cuesta muy poco y es una actividad inherente al islandés. Uno se puede encontrar funcionarios del gobierno en la piscina pública y es tan o más importante que el café, el restaurante o el bar. Se va a hacer ejercicio, a relajarse, a hacer visita. Les cuento cómo es la cosa, porque por supuesto nos vieron la cara de turistas y nos regañaron por hacer todo al revés. Uno entra, paga su entrada o pasa su tarjeta (en caso de ser usuario frecuente) e ingresa a los lockers y a los vestieres (que no son mixtos). De ahí pasa a las duchas con lo que vaya a requerir. La ducha se la tiene que dar uno completamente en pelota, hay un casillero para dejar el vestido de baño, la toalla y las chanclas (obvio llevamos chanclas) y hay un cartel que indica qué lugares tiene que enjabonarse bien, por si las dudas. Hay gente revisando que se cumpla este protocolo. Incluso hay una ducha con cortina para los pudorosos. Luego de la ducha y antes de salir de los vestieres a las piscinas, hay que ponerse el vestido de baño. No se confundan con otros lugares del mundo. Y ya, a disfrutar de las piscinas. Una verdadera maravilla. Y cuando regrese, repita la operación, empelótese, báñese y luego sí arréglese para volver a salir a la calle. Sepa y entienda que desde que entre, los islandeses lo van a identificar como no local, por más que siga todo el proceso al pie de la letra y se haga el entendido.

La piscina pública Sundhöll
Dato Coctelero 41: Nosotras fuimos a las piscinas de Sundhöll. El llamado palacio de la natación es la piscina pública más antigua de Islandia y data de 1937. Tiene piscinas olímpicas, piscinas para niños, y afuera en la terraza, piscinas termales a 40 grados, al aire libre. Nadar y las piscinas termales son parte inherente de la cultura. De hecho hay piscinas naturales, pequeños lagos y también ríos, que al ser naturalmente calientes, se disfrutan a lo largo del año. Dato Coctelero 42: Reykjiavik quiere decir algo así como bahía humeante, y el nombre lo puso Ingólfur Arnarson, quien realizó uno lo de los primeros asentamientos ahí mismo, según lo registra el Landnámabók. El nombre proviene del humo que emanaba de los ríos de agua caliente y los guéiseres.
Las calles de Reykjiavik son lindas, las casas y los edificios tienen un estilo propio y el centro de la ciudad está lleno de restaurantes, cafés y por supuesto, todo tipo de tiendas. Es una ciudad para andarla y pasarse de café en café, sentarse a leer por ahí, pasear por los parques, el lago, la bahía. Luego de pasar tanto tiempo a solas en la naturaleza, y a pesar de ser la capital, con turistas y movimiento permanente, uno todavía logra mantener un amplio espacio personal.

Estatua del Vikingo Ingolfur Arnarson
En nuestro último día completo en este maravilloso lugar, fuimos a ver una cosa que a mí me pareció un descreste absoluto. Dato Coctelero 43: Islandia está condenada a convertirse lentamente en dos islas en lugar de una. Ustedes se preguntarán por qué. La respuesta es por culpa de la deriva continental. No se angustien, el proceso es bien lento, no creo que vivamos para ver a Islandia hecha dos islas. Aunque quien sabe. Dato Coctelero 44: Como si este lugar necesitara ser aún más asombroso, resulta que Islandia está sobre las placas tectónicas euroasiática y la norteamericana. La dorsal Meso Atlántica es ese límite entre estas dos placas. La dorsal atraviesa por completo de norte a sur el Océano Atlántico y es principalmente subacuática. Sucede que en Islandia existe un tramo que se eleva por encima del nivel del mar. Y este es un lugar mágico no sólo por eso.
La placa que identifica a Þingvellir como patrimonio Unesco con la forma de la dorsal
Dato coctelero 45. El parque nacional Þingvellir fue declarado Patrimonio de la Humanidad por UNESCO no sólo por sus especiales características naturales, sino por su importancia histórica. De hecho la palabra Þingvellir quiere decir la explanada de la asamblea. Y es el lugar en donde se instauró uno de los primeros parlamentos del mundo, el Alþingi. Desde ahí despachaba el famoso gran sabio (les conté ya de la historia de un famoso lögsögumað), se promulgaban las leyes, se tomaban decisiones, se resolvían disputas, se castigaban criminales (y sí, los castigos eran severos). El parlamento no sesionaba de manera permanente. Dato Coctelero 46: No podía ser sino en este emblemático lugar que en 1944 Islandia proclamara su independencia.

Þingvellir – pasear por ahí se siente como pasear por un lugar sagrado
Dato coctelero 47. Este parque es además hogar de otra maravillosa y bella cascada: Öxarárfoss, que puede o no haber sido hecha por el hombre para aprovisionar al parlamento. Cuenta la leyenda que cuando llegaron los vikingos, encontraron un río congelado y que a punta de hacha y demás labores, lograron penetrar la capa de hielo y acceder al agua. De paso dejaron el hacha ahí para marcar el territorio y la propiedad. Tiempo después, y ya instaurado el parlamento se dice que desviaron el cauce del río y crearon la cascada para abastecerse de agua. De hecho, la palabra öxi en islandés quiere decir hacha, es decir la cascada del hacha.

Öxarárfoss
Ya, en la recta final del viaje, decidimos ir a un par de sitios maravillosos que queda en Reykjiavik. Uno de ellos, The Laundromat Café (sí, el mismísimo que mencioné al inicio del relato), en donde conocí unas amigas de Nat, una islandesa y una alemana radicada allá, con quienes reímos y con quienes compartimos detalles de la vida cotidiana (muchos de los cuales les he ido contando por los laditos. Para mí, que mi última cena en Islandia fuese ahí resultó un acto simbólico y una manera de cerrar el círculo donde inició, para poder volver a abrirlo nuevamente. De paso nos dio a Nat y a mí maravillosas ideas sobre nuevos lugares del mundo que queremos visitar juntas. Por último rematamos tomando cerveza artesanal en un lugar con música en vivo. Y para que se rían, la música que tocaban los locales, por supuesto, resultó siendo una fusión rara latina con bossa-nova. Dato Coctelero 48: Una cosa maravillosa que por alguna razón olvidé contarles. En Islandia no hay zancudos. Háganme el favor la dicha.

El Laundromat Café de Reykjiavik mantiene la misma estética del de Copenhague, sin embargo se disfruta tanto comida como bebidas islandesas. Y por supuesto tiene múltiples cervezas artesanales locales
Fueron muchas emociones las de este viaje y sólo me queda una absoluta certeza: a Islandia no sólo hay que ir, sino hay que volver.

En las calles de Reykjiavik había este aviso de una marca de ropa islandesa que inició como ropa para pescadores. La imagen que dice “esperando el verano desde 1926” evidencia tanto del humor como el clima islandés
Y hasta aquí llegamos por hoy con Morelca a quien tengo que agradecer por haberse tomado el tiempo de escribir su segundo texto para el blog.
Dos cosas antes de irme: 1. Ya vienen en camino entradas sobre Paraguay, Bolivia y una a la que le tengo MUCHÍSIMAS GANAS sobre Dominica por parte de Sofía Gómez, sí señores, nuestra gran apneista colombiana que acaba de romper 2 veces el récord mundial justamente en Dominica y que accedió a escribir para éste, su blog. Pendientes… Y claro, si algún día Javier deja el alcohol, llegará la de Colombia que nos tiene prometida. Si ustedes quieren colaborar con entradas sobre los lugares donde ustedes viven o sitios que hayan visitado, envíenmelas a mapache@blogdebanderas.com. Y 2. No se les olvide pasarse por las redes sociales del blog. Puede que por aquí no aparezca mucho pero en Tuíter e Instagram sí estoy más activo por estos días: Twitter / Instagram / Facebook / Youtube.
Nos vemos en una próxima oportunidad (que espero que sea más temprano que tarde). ¡Adios pues!
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