Internet está lleno de Blogs de Viajes. Algunos son fantásticos, otros son buenos y otros simplemente están ahí y pasan sin pena ni gloria. Lo que sí tengo claro es que uno de esos grandes es sin duda 101 Lugares Increíbles de nuestro amigo argentino Matías Callone… Y si no lo han leído, no sé qué están esperando para hacerlo.
Pues bueno, el domingo me llegó una notificación que me informaba que 101 Lugares Increíbles había hecho una reseña sobre el Blog de Banderas y yo procedí a entrar raudo y veloz a tuíter para agradecerle a Matías su amabilidad… Empezamos a hablar y surgió la idea de unir los dos blogs en una entrada que yo siempre había querido hacer pero que no quería hacer solo. Una entrada que combinara su amor por los lugares increíbles y mi pasión por los sitios extraños y alejados de los circuitos turísticos tradicionales. Era una entrada rebelde, como las que me gustan a mí… Una que sugiere lugares inolvidables al tiempo que abandona a París, Nueva York, Londres, Roma, el Monte Fuji y el Gran Cañón. Una que le da espacio a todos esos lugares del sur del mundo – Asia, África, América Latina y Oceanía – que solemos olvidar y que son tan o más maravillosos que los primeros… Una que nos recuerda que el mundo no se acaba en América del Norte y Europa. Y es que seamos honestos… cuando planeamos viajes, generalmente se nos olvida que el resto del mundo existe.
Entonces, aclarando que éstas sólo son nuestras recomendaciones y que hay millones de lugares más que vale la pena visitar en el mundo, Matías y yo nos vamos con “Otro mundo por descubrir: 101 lugares olvidados en las listas de viajes inolvidables”. Traigan café y acomódense porque empezamos:
1.
Oiga el llamado al rezo a las 5 de la tarde desde el Fuerte de Mascate en Omán
De todas las ciudades del Golfo Pérsico que he visitado, la más mágica de todas es sin duda Mascate en Omán. Y es que no sólo es la ciudad más antigua de la región, es también la única que, en mi humilde concepto, logró incorporar el desarrollo de los siglos XX y XXI sin abandonar ese sabor islámico tan maravilloso que la hacen absolutamente imprescindible en un viaje por las tierras árabes.
Entonces, aprovechen a los sudamericanos y españoles nos dan la visa a la entrada en el Aeropuerto Internacional de Mascate – y con eso se quitan trámites engorrosos de encima – y deléitense con las pequeñas callejuelas del mercado de Mutrah, caminen hasta el palacio real y disfruten de una de las ciudades más auténticas y hermosas del Golfo Pérsico. Eso sí, asegúrense de estar a las 5 pm, justo antes de la puesta del sol, en el Fuerte de Mutrah. No sólo tendrán una de las mejores vistas de la parte antigua de la ciudad sino que podrán oír el llamado al rezo de todas las mezquitas de la ciudad abajo mientras el sol se oculta detrás de las montañas en el horizonte. Créanme, la paz y la tranquilidad que emana el lugar me dieron una de las experiencias más sublimes que he tenido en mi vida.
Más sobre Mascate en: 69 fotos de Mascate (Omán): La ciudad más antigua del Golfo Pérsico.
2.
Asista a un concierto de son cubano en el Teatro América de La Habana, Cuba
Y es que, ¿qué es Cuba sin su música? Si visita La Habana, asegúrese de pasar por el Teatro América en la Calle Galiano en Centro Habana y pregunte si hay algún concierto por esos días. A mí me tocó uno de la Orquesta Aragón el mismo día que aterricé por primera vez en Cuba y desde ahí quedé enamorado.
Ahora, si bien es cierto que el Teatro América está en una de las zonas más descuidadas de la ciudad, el edificio no sólo es alucinante sino que su auditorio se llena de cubanos que por no más de USD 0,20 disfrutan de lo mejor de la música de su país mientras bailan en cada espacio posible. En el piso, sobre las sillas, con el vecino – así no lo conozcan -… Los conciertos de son cubano en el Teatro América son una de las grandes joyas de La Habana. Es la Cuba donde no importa el bloqueo, el comunismo o los problemas de la vida diaria porque allí se va es a bailar y a disfrutar. Sea uno más de los que se dejan llevar por los ritmos del Caribe en una ciudad que hay que visitar pronto, muy pronto… al menos antes de que abran el primer McDonald’s.

Teatro América en La Habana, Cuba (Fuente)
3.
Camine el centro de Johannesburgo, Sudáfrica
El centro de Johannesburgo es uno de esos lugares menospreciados e ignorados por la mayoría de turistas que llegan a Sudáfrica… y con razón. Después de la caída del apartheid, el Central Business District (CBD) pasó a ser el epicentro de la mayoría de atracos y asesinatos en la que se convertiría en una de las ciudades más peligrosas del mundo por décadas.
Pero las cosas han cambiado, y mucho. La criminalidad ha descendido considerablemente y en la actualidad se han puesto en marcha varios proyectos de renovación urbana para recuperar zonas como Braamfontein y Newtown en el centro de la ciudad. Con todo esto, el CBD de Johannesburgo aparece en nuestra lista de hoy como uno de esos lugares imperdibles del planeta. ¿Pero por qué? La respuesta es fácil. Ningún otro sitio de Sudáfrica cuenta la historia del apartheid como el centro de Johannesburgo. Recorriendo sus calles, ustedes verán una ciudad que fue extremadamente rica y próspera hasta las sanciones internacionales de 1978. Es un lugar que paró en 1980 y que está renaciendo en la actualidad. Un lugar donde los rascacielos con estilo art deco, los innumerables monumentos a la minería, algunas bibliotecas majestuosas, y las esculturas de Gandhi se mezclan con miles de sudafricanos que llegan todos los días en trenes y buses a trabajar. Se vive el ritmo agitado del centro de cualquier gran metrópolis del mundo sin perder ese sabor africano maravilloso y ese toque de historia por todas partes.
Es así de fácil: Si ustedes van a Sudáfrica y no recorren Constitution Hill, Main Street, la Plaza Gandhi, el Top of Africa o Newtown el centro de Johannesburgo, no pueden decir que fueron.
Más sobre Johannesburgo en: La ciudad de Oro: una caminata por el centro de Johannesburgo, Sudáfrica
4.
Vea un atardecer de invierno sobre las Montañas Maloti en Maseru, Lesotho
Seamos honestos, Maseru es una ciudad pequeña, sin mucho atractivo y, sobre todo, sin muchas cosas que hacer. Sin embargo, el simple hecho de ser una mini-ciudad en un mini-país anclado en medio del país más poderoso de África ya debería ser suficiente razón para visitarla al menos un par de días, ¿no creen? Entonces, cuando vayan a Johannesburgo, alquilan un carro, conducen las 4 horas a Bloemfontein, son felices un par de horas en la capital judicial de Sudáfrica hasta que se dan cuenta que Bloemfontein es todo lo que está mal con una ciudad, luego salen raudos y veloces de ahí y recorren las 2 horas de camino que hay hasta Maseru.
Ya en Maseru, ustedes se abrigan bien, buscan alguna de las colinas que hay en la ciudad – la del hotel Lesotho Sun funciona perfecto – y se sientan con una taza de café caliente a ver el atardecer sobre las Montañas Maloti. Créanme, ustedes no han visto algo igual en sus vidas. Eso sí, apenas se ponga el sol busquen algún lugar dónde refugiarse del frío porque la congelación es inmediata.
Dato adicional: Ya que están en Lesotho en invierno, péguense el viaje hasta el Afriski Mountain Resort que queda a unas 3 horas al este de Maseru y esquían un par de días en una de las únicas 3 pistas que hay en todo el continente africano – y la mejor de todas en mi concepto -. Acéptenlo, nunca pensaron que se pudiera esquiar sobre nieve en África, ¿cierto? Pues ahí la tienen y sobre las Montañas Drakensberg, sin duda una de las joyas de esta parte del mundo.
Más información sobre Maseru en: Maseru, una capital en miniatura
5.
Recorra la Isla de Sentosa en Singapur… en bicicleta
Singapur es la materialización misma del capitalismo moderno. Grandes rascacielos, autopistas, bancos, lujos y excentricidades por todas partes. Tanto que en algunos lugares del centro de la ciudad es difícil ver el cielo por la cantidad de edificios que hay. Pero no a todos nos gusta eso, ¿o sí? Pues bueno, si va a Singapur probablemente en su hotel le informen de la existencia de la Isla Sentosa, un lugar que puede ser descrito como una playa – centro turístico – parque de diversiones. Sería algo así como una mezcla de Las Vegas y Orlando en el sudeste asiático, que en mi humilde concepto está mal bajo todo punto de vista pero es lo que hay.
El cualquier caso, Sentosa no es sólo la sede de Universal Studios Singapore y una que otra atracción más. Es también un lugar donde propios y extraños van a relajarse en la playa – que claro, es artificial -, a jugar volleyball o a visitar uno de los puntos más australes de Asia: la Isla Palawan. Tome el teleférico que sale desde Singapur, vaya a Sentosa y apenas llegue, alquile una bicicleta. Recorra la isla a su propio ritmo, pare en alguna de las cafeterías a tomar algo frío para la deshidratación y disfrute de la isla. Si uno logra apartarse del consumismo singapurense, Sentosa puede ser un lugar relajante y mágico que vale la pena visitar.
Más de Sentosa en: Un viaje a los lugares donde se acaba Asia.
6.
Visite el Parque Nacional de los Nevados en Colombia
Sin duda una de las maravillas de mi país. Y es que claro, cuando uno vive sobre la Línea del Ecuador, la nieve sólo se ve en la televisión cuando transmiten películas de navidad en Estados Unidos, Canadá o Noruega. Pero no se preocupen, en el trópico también hay nieve… y lo mejor, no les toca escalar ninguna montaña para verla.
La ventaja para un perezoso como yo – al que no le gusta ni acampar ni perderse por días subiendo montañas en los Andes – es que al Parque Nacional de los Nevados se puede subir en carro. Sí señores, ustedes llegan a la ciudad de Manizales – que es hermosa, por demás – y tienen 2 opciones: alquilan un carro y van ustedes solos o contratan uno de los tours regulares que salen desde los hoteles de la ciudad y que los llevan hasta la base de la nieve en el Nevado del Ruíz a 5.000 metros de altura. En el camino ustedes verán los cambios en la vegetación entre los 2.500 y los 5.000 metros… Primero el bosque andino de niebla, luego montañas de musgo por las que desciende el agua desde las alturas, después la vegetación empieza a desaparecer hasta llegar al valle lunar, tan alto que no hay plantas y sólo se ven rocas y arena. El trayecto es alucinante y termina en el campamento justo al lado de la cota de la nieve desde donde, en un día despejado, se puede ver gran parte del territorio colombiano. Claro, yo no vi nada porque a mí me tocó una nevada allá arriba, pero fue igualmente mágica. Ahora, si van en uno de los tours, les darán té de coca para ayudarles a manejar la altura y terminarán el día en uno de los spas de aguas termales de la zona. Sin duda el mejor plan de la historia del mundo mundial. Vayan al Parque de los Nevados, es una cosa loca.
7.
Cómase una hamburguesa con la realeza de Swazilandia en Mbabane
La ventaja de Swazilandia es que es tan pequeña que las posibilidades de encontrarse a la familia real caminando por ahí son bastante altas. Vaya a Mbabane y recorra la ciudad. Entre al centro comercial, cómase una hamburguesa en Steers y esté pendiente, es probable que el hermano del Rey esté ahí mismo en la mesa del lado.
Y justo eso fue lo que me pasó a mí. Iba desprevenido por la vida cuando de pronto vi a alguien vestido con el atuendo tradicional swazi y un par de plumas rojas en la cabeza – el símbolo de la realeza en Swazilandia -. Sin saber qué hacer, me quedé mirándolo. Finalmente, el buen señor se dio cuenta y se acercó a hablarme. Así, de la nada. Después de un par de minutos de conversación en los que me preguntó de dónde era y qué hacía en su país, se ofreció a mostrarme algo de la ciudad. Fuimos a una tienda de recuerdos donde me explicó el uso de las pieles de animales en las vestimentas tradicionales y me regaló un mug con la bandera de Swazilandia. ¿Y es que en qué otro país del mundo la realeza le da a uno tours por la ciudad? Vayan a Swazilandia y busquen plumas rojas en la cabeza de la gente… pueden terminar pasando una tarde con ese señor que heredaría el trono del país si al Rey le da un paro cardíaco.
8.
Haga un safari en los Ríos Chobe y Zambezi donde confluyen Namibia, Zimbabwe, Zambia y Botswana
Y aquí estamos hablando del único lugar del mundo donde confluyen las fronteras de 4 países – ¿o tal vez no? – y eso, damas y caballeros, debería ser suficiente para que ustedes se den una vuelta por allá. Imagínense estar en un barco en el Río Zambeze y tener a Zimbabwe al frente, Zambia atrás, Botswana a un lado y Namibia al otro. Es más, imagínense – como fue mi caso – que el barco llega a las costas de Botswana y a ustedes les dan ganas de ir al baño. Le preguntan al oficial de migración dónde pueden orinar y él, con una sonrisa en la boca, les contesta: “Pues en Zimbabwe, ¿dónde más?” y señala al otro lado de los arbustos. Sí señores, uno literalmente puede ir a orinar a Zimbabwe. Eso sí, toca hacerlo rápido antes de que los guardias fronterizos se den cuenta y lo arresten a uno por entrar a su país ilegalmente… pero esa es otra historia.
En cualquier caso, pocos lugares tan maravillosos como el Río Zambeze por estas tierras. Cuando se hace el safari por el río, uno ve a los elefantes bajando a la orilla a tomar agua mientras una familia de cocodrilos los mira desde la distancia. Es más, aquí no hay fronteras. Un hipopótamo pasa de Namibia a Botswana sin preocupación alguna. Al final de la tarde, el sol africano se torna rojo y se pone sobre el horizonte mientras el cielo se alumbra con colores que no había visto en ningún otro lugar del mundo. Es la magia de África en todo su esplendor.
9.
Camine el centro histórico de Lima, Perú
Lima es sin duda una ciudad alucinante. De mis favoritas en América Latina. La comida es inmejorable, es fácil de caminar y tiene un montón de encantos que la hacen irresistible. Claro, tiene problemas como todas nuestras ciudades, pero eso no le quita lo maravillosa que es. Y si bien hay zonas hermosas como Miraflores o Barranco, para mí la joya en Lima es su centro histórico que no sólo está muy bien conservado sino que también narra la historia de la más valiosa de las posesiones españolas en el Pacífico americano. El centro de Lima lo tiene todo. Permítase dedicarle unos días para caminar sus plazas, recorrer sus calles, ver sus balcones, visitar sus museos, deleitarse con sus iglesias y empaparse de la historia que, en el centro de Lima, está por todas partes. No se arrepentirá.
10.
Desayune sangre de vaca con los Maasai en Kenya
Y ustedes aquí diran: “Este señor ahora sí se enloqueció”. Y no. ¿No querían experimentar cosas locas mientras veían el mundo? Pues ahí tienen. ¡A desayunar sangre de vaca con los Maasai en Kenya! Resulta que estos buenos señores tienen vacas para acumular – tener vacas es un símbolo de estatus -, tienen vacas para comer y tienen vacas para sacarles la sangre. En ocasiones especiales, los hombres de la comunidad le hacen una pequeña y precisa incisión en la yugular de la vaca para que salga sangre que después recogen en un recipiente. A veces se toma pura, a veces se mezcla con leche y a veces se cocina. Lo único cierto es que la sangre de vaca hace parte fundamental de la dieta de los Maasai y usted no se puede ir de Kenya sin probarla. Ahí les dejo el dato :)
Más sobre Kenya en: Un viaje al territorio Maasai
11.
Coma carne, mucha carne en el Mercado del Puerto de Montevideo, Uruguay
Con el perdón de mis amigos y lectores uruguayos, tengo que confesar que a mi Montevideo no me produjo absolutamente nada. Es hermosa, sí, pero le falta sabor. La ciudad se me presentó como oscura y lúgubre… Tendré que volver a ver si fue que me faltó descubrirla realmente.
A pesar de lo anterior, lo cierto es que uno no se puede morir sin comer toda la carne posible en el Mercado del Puerto de la ciudad. El lugar tiene vida, huele bien y sabe bien. La carne es absolutamente fantástica y la amabilidad de la gente no tiene comparación. Para mí, el Mercado del Puerto más que un almuerzo fue un ritual. Fue un contacto con la gente, con la gastronomía y con el lugar. No se permitan salir de Montevideo sin el estómago lleno… es imperdonable.
12.
Camine las calles de la ciudad rosada de Jaipur, India
Prepárese para que vacas, camellos, elefantes y monos le pasen por el lado, por el otro lado, por arriba y por abajo mientras usted camina las calles de la ciudad rosada de la India. El asunto puede ser un poco caótico… de hecho, demasiado caótico si me preguntan a mí, pero es que es difícil que algo no lo sea en la India. Entonces, resígnese, sepa que cruzar la calle es casi imposible y deléitese con esta ciudad dominada por colinas, palacios y murallas donde cada puerta, cada edificio, cada templo, cada mercado, cada imagen, cada ventana y cada monumento es rosado y absolutamente hermoso. Vea el Palacio del Agua construido en medio de las aguas de un lago, escale hasta el Fuerte Amber en una colina en las afueras desde donde se ve toda la ciudad en la distancia, descréstese con la arquitectura del Palacio de la Ciudad y disfrute del Palacio de los Vientos. Jaipur es sin duda una ciudad que vale la pena caminar, disfrutar y sufrir.
13.
Deslúmbrese con el arte en las paredes de la Mezquita Sheikh Zayed en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos
A través de mis años viajando por el mundo, las mezquitas siempre me han parecido lugares alucinantes. No sólo por su arquitectura que suele ser maravillosa sino porque inspiran paz, armonía y respeto. Y ojo, no soy musulmán – y no podría serlo -, pero aún así, las mezquitas para mí son casi sublimes y me encanta entrar y perderme entre sus candelabros, pasadizos y alfombras. Son simplemente mágicas.
Y una de las que más me impactó fue la Mezquita Sheikh Zayed en Abu Dhabi. Es nueva, es moderna y no tiene la magia que encuentra uno en las mezquitas de Estambul, Argel, Teherán o Mascate… Aún así, el arte con piedras preciosas que hay en cada una de sus paredes es simplemente hermoso. Como todo en Emiratos Árabes, la mezquita es una oda a la opulencia que vale la pena ver al menos una vez en la vida, sobre todo porque no está en Dubai y eso siempre es bueno – y que no se note que odié Dubai -. Les muestro:
14.
2 palabras: Estambul, Turquía
Y con Estambul se me complicó la vida. Traté de encontrar un solo lugar para recomendarles y no pude. Es que no se puede resumir una de las ciudades más maravillosas del planeta. Es imposible.
Entonces hagan caso. Vayan a Estambul y recorran sus mezquitas, hagan un crucero por el Bósforo, visiten sus palacios y castillos, suban a la Torre Gálata, coman en sus restaurantes, vayan a sus mercados y bazares y, sobre todo, vivan, sientan y empápense de Estambul. Pero eso sí, dedíquenle al menos una semana porque la que fue el centro del mundo durante siglos lo merece.
15.
Recorra la Ruta Panorama en Mpumalanga, Sudáfrica
Sudáfrica es sin duda uno de los países más hermosos de este planeta. El problema es que la gente que lo visita suele concentrarse en 3 áreas específicas: El Parque Kruger, Ciudad del Cabo y la Ruta Jardín. Y claro, los 3 son absolutamente maravillosos, pero dejan por fuera otros lugares que también lo son como Johannesburgo – del que ya les hablé anteriormente – y, ahora, la Ruta Panorama.
Entonces, salgan de Johannesburgo por la N4 hacia Nelspruit y luego suban a los pueblos de Sabie y Graskop. La zona es hermosísima y, a partir de ahí, recorran la Ruta Panorama que incluye paradas en: God’s Window, las 3 Rondavels, Bourke’s Luck Potholes y la Cascada de Berlín. Los paisajes son alucinantes y podrán ver cómo el agua ha tallado las montañas a través de los años… Grandes cañones, ríos que se meten entre las rocas, montañas con formas extrañas y cascadas cristalinas en medio de los pinos. Es la provincia de Mpumalanga en todo su esplendor.
16.
Coma langostinos en Maputo, Mozambique
Lo dije en esta entrada y lo repito. Uno no se puede morir sin comerse los mejores langostinos del planeta en Maputo. Son gigantes – pero en serio, son GIGANTES – y los preparan de tal forma que son casi un orgasmo gastronómico. Mi recomendación, vayan al restaurante Manjar dos Deuses y se los comen allá. Son una verdadera ambrosía:
ambrosía
Del gr. ἀμβροσία ambrosía, der. de ἄμβροτος ámbrotos ‘inmortal’, ‘divino’.
1. f. Mit. Manjar o alimento de los dioses.
2. f. Vianda, manjar o bebida de gusto suave o delicado.
3. f. Cosa deleitosa al espíritu.
17.
Visite las ruinas romanas en Tipaza, Argelia
Si uno quiere ver ruinas romanas, pues va a Roma, ¿no? Pues sí, pero no sólo. Resulta que el norte de África también está lleno de ruinas romanas mucho menos exploradas y, sobre todo, con muchos menos turistas que en Roma. Hay unas hermosísimas en Libia pero por ahora esas están vetadas por motivos de seguridad. ¿Qué hacer entonces? ¡Pues nos vamos a Argelia!
A menos de una hora de Argel está la localidad de Tipaza, declarada como Patrimonio de la Humanidad y donde se encuentran una antigua ciudad romana justo en las costas del Mediterráneo… Y creo que eso es lo que hace que el lugar sea mágico. Las olas chocan contra las piedras donde están los restos de un antiguo anfiteatro romano con palmeras al fondo mientras se siente una paz casi absoluta. Aquí les digo cómo se puede llegar de las 2 formas posibles: la legal y la ilegal :)
18.
Empápese de historia en la Plaza Skanderbeg en Tirana, Albania
Una plaza que contenía estatuas de Skanderbeg – el líder de la independencia de Albania – al lado de una de Lenin y otra de Enver Hoxha – el excéntrico líder comunista albanés con delirio de persecución – es sin duda un lugar que vale la pena ver. La Plaza Skanderbeg concentra gran parte de los edificios más importantes de Albania y cuenta la historia de los días comunismo extraño, paranoico, carnavaleado y disfuncional en el país.
Entonces, empiece por el Museo Nacional de Historia y el mosaico que se encuentra en su fachada, continúe con el Teatro de la Ópera, siga en la Mezquita y luego visite los edificios del gobierno que se encuentran en sus costados. Almuerce en alguno de los restaurantes del área y luego tómese un café al atardecer… preferiblemente en invierno. Podrá descubrir la otra Europa, la Europa de la que nadie habla pero que es igualmente alucinante.
Más sobre Tirana en: Tirana, Albania: una visita a la otra Europa.

Plaza Skanderberg y estatua del héroe albanés Skanderberg, líder de la guerra de independencia de Albania contra el imperio Otomano en 1443. En la plaza solía haber 2 estatuas más: Una del ex-dictador comunista Enver Hoxha que fue derribada por miles de manifestantes durante la caída del comunismo en 1991 y la otra de Joseph Stalin a la que manifestantes le cortaron la cabeza en 1990 y fue posteriormente retirada por el nuevo gobierno. Centro de Tirana.
19.
Visite Swakopmund, la ciudad alemana perdida en el desierto de Namibia
Lo que uno menos espera cuando se dirige por el desierto desde Windhoek, la capital de Namibia, hacia la costa del Atlántico es que la carretera termine en un pueblo que bien podría estar en medio de la Selva Negra en Alemania. Y justamente eso es lo que ocurre. Swakopmund es alemán… muy alemán… demasiado alemán y no está en Alemania, está sobre el Atlántico sur en pleno desierto africano.
La ciudad… o más bien, el pequeño poblado es impresionantemente hermoso, limpio, ordenado y lleno de historia. Es lo opuesto al imaginario que la mayoría de la gente tiene sobre África. Hay cafés, restaurantes, librerías y pequeñas plazas por todas partes y pocas cosas son tan placenteras como caminarlo en una tarde de invierno. Si quieren leer más sobre Swakopmund, hagan click aquí. Les muestro:

Edificio colonial alemán en el centro de Swakopmund. Vean el Atlas con el mundo en las manos en la parte superior.
20.
Navegue entre hipopótamos y cocodrilos en el Parque Nacional Queen Elizabeth en Uganda
Uganda claramente no es el paraíso de los turistas. La infraestructura para el turismo es bastante limitada y si ustedes van a hacer safaris en el país, no esperen los hoteles de lujo que encontrarían en otras partes del continente. Ahora, lo que no tiene Uganda en comodidades para el turista lo compensa con la belleza de sus parques naturales, especialmente el Reina Isabel en el occidente del país cerca de la frontera con la República Democrática del Congo.
A pesar de que la población animal fue reducida a niveles críticos, primero por la caza indiscriminada durante el gobierno de Idi Amín – de hecho, él mismo fue el responsable de matar personalmente más de 200 elefantes – y luego durante la Guerra entre Uganda y Tanzania entre 1978 y 1979, hoy los números se han recuperado y el Parque es simplemente alucinante. Una vez allá, asegúrense de tomar un barco por el Canal Kazinga que une los lagos Edward y George para que puedan ver los elefantes bañándose en el río en medio de hipopótamos, búfalos y cocodrilos y las formaciones de cigüeñas tomando el sol sobre las riberas. Es sin duda uno de los espectáculos más hermosos que he visto en África.
21.
Quédese sin respiración al ver las atrocidades que ha cometido el hombre en el Memorial del Genocidio de Kigali, Rwanda
Los seres humanos podemos llegar a niveles de deshumanización inimaginables… Y qué mejor ejemplo que Rwanda y el genocidio que la destrozó por completo en 1994. 4 meses en los que casi un millón de personas fueron asesinadas, la mayoría con machetes.
Pero después de la oscuridad, viene la luz al final del túnel. Y Rwanda efectivamente salió de la oscuridad. Hoy Kigali es la ciudad más limpia de África y una de las más organizadas, agradables y apacibles del continente. Kigali se puede caminar, se puede disfrutar y se puede vivir. Claro, eso sin mencionar Bourbon Café, mi favorito en la ciudad y donde venden ese café alucinante de las Montañas Virunga que tanto me gusta a mí.
Ahora, una visita a la capital rwandesa no estaría completa sin el Memorial del Genocidio de Kigali. Un espacio construido para contar el pasado oscuro del país y todo lo que ocurrió para que la desestructuración social llegara a tal punto que el genocidio fuera imparable. El memorial habla también de la participación europea por acción y por omisión en la violencia al tiempo que se rinde un homenaje a las víctimas del genocidio… Es más, 300.000 de ellas están enterradas en el lugar. Cuando yo llegué, las lágrimas empezaron a salir solas y llegó un momento en el que la tristeza me excedió y caí al piso. El lugar te desborda, te excede y te altera… Pero cuando ves lo que han hecho los rwandeses para reconstruir su país, recobras las esperanzas en el mundo. Sufran el memorial, no se arrepentirán.
Más información sobre el Memorial del Genocidio de Kigali aquí y sobre la ciudad de Kigali aquí.

Zona donde se encuentran los restos de 250.000 de las víctimas en el Memorial del Genocidio de Kigali

Galería de los nombres de las 250.000 víctimas del genocidio enterradas en el Memorial del Genocidio de Kigali
22.
Indígnese con las excentricidades de Saparmyrat Niyazow en Ashgabat, Turkmenistán
Y aquí el personaje clave es nuestro famosísimo Saparmyrat Niyazow, presidente de Turkmenistán entre 1991 y 2006. Su llegada al poder el país no sólo significó la monopolización de todas las esferas del poder político y militar, sino que también construyó un culto a su personalidad transformando Ashgabat y llenándola de estatuas, memoriales, esculturas, cuadros, imágenes, pinturas y cuanta cosa se les ocurra con su nombre. Incluso ordenó la construcción de una torre con una gran estatua suya que giraría para siempre mirar al sol conocida como “El Arco de la Neutralidad”.
Todo en la Ashgabat de Niyazow estaba perfectamente pensado y organizado por él. Los edificios de mármol, los parques, las avenidas… hasta la torre de control del aeropuerto que se construyó en el único lugar desde donde no se veían las pistas de aterrizaje, todo porque él así lo decidió. Entonces, consigan la visa – si pueden porque es una cosa complicadísima – y visiten la excentricidad misma hecha ciudad: Ashgabat.
Más sobre Turkmenistán en: Turkmenistán: Del nacionalismo excéntrico y otras cuestiones espaciales
Panorámica de Ashagabat, Turkmenistán (Fuente)
Arco de la neutralidad que antes de la muerte de Niyazow solía tener su escultura en la parte superior (Fuente)
Monumento a la Independencia en Ashgabat, Turkmenistán (Fuente)

Palacio Presidencial en Ashgabat (Fuente)
23.
Recorra el centro de Stone Town en Zanzíbar, Tanzania
Stone Town, la capital de la isla tanzana de Zanzíbar tiene una larga historia como puerto y lugar de confluencia de las culturas árabes – principalmente desde Omán -, swahilis, persas y africanas. Aunque la ciudad es pequeña, la arquitectura que data en su mayoría de los siglos XVIII y XIX logra que uno se transporte al pasado y experimente sensaciones y lugares poco comunes. Desde las puertas majestuosas en cada uno de sus edificios hasta las pequeñas callejuelas y mercados, Stone Town lo cautiva a uno desde la llegada. Claro, eso sin contar con el aire de magia que se respira en el ambiente… como si hubiera un vínculo entre el ayer y el hoy en las calles de esta pequeña ciudad. Es alucinante.
24.
Participe en una ceremonia de vudú en Puerto Príncipe, Haití
El vudú ha sido históricamente malentendido y ha sido generalmente asociado con magia negra y rituales satánicos. Y ni lo uno, ni lo otro. El vudú, como cualquier religión, habla de un dios supremo creador – para los haitanos, ese dios se llama Bondye – y sus rituales, si uno logra ver más allá de las figuras y la oscuridad de la noche en la que se realizan habitualmente, son una mezcla bastante alegre de danzas y tambores. El vudú, como las noches de Puerto Príncipe, es mágico… Tiene un sabor diferente, se manifiesta de una forma diferente y, como todas las experiencias en la vida, abre la mente y permite entender al otro por lo que es. Cuando vea la ceremonia vudú en algún lugar de Haití, entenderá realmente qué es y cómo funciona la que alguna vez fue la colonia más rica de Francia en el mundo.
25.
Tome un barco por el Río Amazonas entre Leticia, Colombia y Manaus, Brasil
Y ésta no creo que tenga que justificarla mucho. Un crucero por el río más caudaloso del mundo mientras en la distancia se ven caimanes, delfines rosados y manatíes se vende solo, ¿no creen? El trayecto dura un par de días pero el paisaje es simplemente alucinante, sobre todo llegando a Manaus cuando se juntan el color café del Río Amazonas y el negro del Río Negro y los 2 colores conviven uno al lado del otro por kilómetros.
26.
Disfrute de Teherán, Irán desde la Torre Milad
Teherán es una de mis ciudades favoritas en el planeta. Es gigante, auténtica, real, amable y caótica al mismo tiempo… pero tiene un alma y un sabor que no he visto en ningún otro lugar del mundo. Claro, eso sin contar las montañas nevadas en la distancia que le dan un aire aún más particular a esta ciudad de casi 10 millones de habitantes y que se extiende hasta perderse en el horizonte.
Y justamente el mejor lugar para ver la ciudad completa es la Torre Milad, la sexta torre de telecomunicaciones más alta del mundo -. El lugar resulta ser no sólo una torre de telecomunicaciones sino todo un centro de convenciones y entretenimiento con almacenes, restaurantes, hoteles, cafés y peluquerías. Si la torre no estuviera en Teherán sino en París, Madrid, Nueva York o Toronto, estoy seguro que tendría miles y miles de personas haciendo fila para subir todos los días… pero no, la torre está en Teherán y, en consecuencia, no había fila para comprar las entradas y mucho menos para entrar al ascensor que lo sube a uno los 315 metros que lo separan del mirador. Una vez arriba, la vista es simplemente alucinante. Todo Teherán está a los pies y un grupo de mujeres iraníes hermosas pero claro, con su cabeza cubierta, esperan a los visitantes para darles un tour en inglés o en farsi sobre lo que se ve desde las alturas. Es un lugar de esos que quita la respiración.
Más sobre Teherán en: Teherán, Irán: Una joya desconocida en Occidente
27.
Camine los pasos de Neruda por las pequeñas y empinadas calles de Valparaíso, Chile
Y nuevamente me perdonarán los chilenos que leen este Blog pero yo no entiendo por qué la famosa es Viña del Mar y no Valparaíso. A mí Viña me pareció aburrida y sin gracia… Por el contrario, Valparaíso con sus callejones, sus casas de colores, sus grafitis, sus colinas, sus funiculares, sus cafés y sus restaurantes me pareció hermosísima. ¿Me explican? Valparaíso fue una ciudad que disfruté enormemente y, en mi concepto, es una de las joyas urbanas de Sudamérica. Dedíquenle un par de días y piérdanse en sus rincones. Es imposible no disfrutarla.
28.
Visite la Iglesia Cristiana más antigua del mundo en Yereván, Armenia
¿Se acuerdan que en esta entrada les había contado que Armenia se convirtió al cristianismo en el año 301? Pues resulta que si uno se convierte al cristianismo, tiene que construir iglesias para poder ir a rezar, ¿cierto? Y ahí es donde entra la Catedral de Etchmiadzin que, construida también en el año 301, es la iglesia cristiana más antigua del mundo. Entonces esto funciona así. Consigan un conductor que los saque de Yereván y los lleve hasta la localidad de Etchmiadzin en las afueras del poblado de Zvartnots – donde se encuentra el Aeropuerto Internacional – que está a 22 kilómetros al oriente o unos 30 minutos de recorrido. Allí, entren al Complejo Religioso de Etchmiadzin – la entrada es gratis – y piérdanse no sólo en la Iglesia más antigua del mundo sino también en las 4 capillas que se encuentran a su alrededor, en la tienda de souvenirs y en los cientos de Khachkars que hay en el lugar.
Yo no soy muy amante de las iglesias pero las construcciones son hermosas y las pinturas que hay en el interior de cada una de las iglesias son simplemente maravillosas. Hagan caso, vale la pena.
29.
Haga un recorrido en helicóptero sobre las Cataratas Victoria entre Zambia y Zimbabwe
Si usted es como yo que le tiene pánico a volar, haga el grande favor y encuentra alguna forma de deshacerse del pánico porque en las Cataratas Victoria TIENE que montarse en un helicóptero. Las Cataratas son uno de los lugares más alucinantes que he visto en mi vida y verlas desde el aire no tiene precio. No sólo porque se puede apreciar la caída del agua en todo su esplendor sino porque desde arriba se ve el antiguo curso del Río Zambeze y los lugares donde solían estar las Cataratas hace millones de años… Como dato curioso, les cuento que las Cataratas han cambiado de lugar al menos unas 8 veces en la historia como consecuencia de la erosión generada por el aire y el agua. Es sin duda un lugar mágico. Les muestro:
30.
Viaje a la época comunista de la Unión Soviética con una visita a Stepanakert, Nagorno-Karabakh
Y en Stepanakert no sólo volverá en el tiempo hasta las épocas del comunismo en la Unión Soviética sino que, de paso, visitará uno de esos países que no son países pero que quieren ser países. ¿Hay algo mejor para los amantes de los frikismos geográficos como nosotros?
Eso sí, si bien creo que vale la pena verla – sobre todo por los paisajes que se ven para llegar a ella -, Stepanakert es una ciudad pequeña que no amerita más de 2 días. Así que llegue, vea lo que tiene que ver, disfrútela, siéntase en los tiempos de Lenin y váyase. Váyase rápido antes de que se enloquezca del tedio. Se le advirtió.
Aquí una explicación de cómo llegar y qué hacer en la ciudad: Un viaje a un país que no existe: Nagorno-Karabakh
31.
Recorra la ribera del Río Kura en Tbilisi, Georgia
Pocas, muy pocas ciudades tan hermosas, limpias, ordenadas, agradables y amigables como Tbilisi en Georgia. Ubicada sobre las colinas a lado y lado del Río Kura, Tbilisi está llena de monumentos, iglesias, mezquitas, museos, plazas y parques… Desde la Catedral de Sameba, pasando por la Plaza de la Libertad, el Palacio Presidencial, la Mezquita y los parques en las riberas del Río para terminar en lo más alto de las colinas a las que se llega en un pequeño teleférico, Tbilisi está llena de vida y, estoy seguro, los hará felices desde que pongan un pie en ella. Y lo mejor de todo, es hermosísima pero no tiene casi turistas, así que la tienen para ustedes solos. Aprovechen y vayan antes de que el mundo se dé cuenta de lo maravillosa que es. Ah, y una última cosa, no piden visa :)
32.
Piérdase en el antiguo bazar de Skopje, Macedonia
Skopje bien podría ser la ciudad con el peor sentido de la estética del planeta. Como les conté en esta entrada, la parte nueva es simplemente la materialización urbana del mal gusto. Grandes edificios blancos y monumentos gigantescos por todas partes que son un despropósito. Sin embargo, una parte de Skopje se salvó de esta tragedia urbanística: el Gran Bazar. Aquí no hay edificios recién construidos, aquí no hay esculturas y, sobre todo, aquí no ha llegado el mal gusto de los planeadores urbanos de Skopje. Sí, el Gran Brazar fue reconstruido después del terremoto de 1963 pero afortunadamente mantuvieron el estilo y le permitieron seguir siendo lo que era: un pedazo del período otomano de la ciudad justo al lado del centro.
Y es que el bazar es hermoso. Es peatonal en su mayoría y está lleno de pequeños almacenes, antigüedades, cafés, restaurantes, mercados y mezquitas… Hay gente por todas partes y tiene un alma y un sabor completamente diferente al resto de la ciudad. La parte nueva se siente artificial y sin vida, el gran bazar se respira, se huele, se vive… es un lugar alucinante y, claramente, mi lugar favorito en todo Skopje. Permítanse entonces una tarde de compras y cafés y deléitense con la Skopje de verdad, la real, la que lleva siglos en el mismo lugar y sigue viva para garantizar que usted sea feliz en sus calles. Los dejo con el Gran Bazar, la joya de Skopje:
33.
Visite los castillos venecianos en Durrës, Albania
Ubicada a unos 30 minutos de Tirana por una autopista que conduce al Adriático, lo primero que uno ve de Durrës cuando llega en el bus es una ciudad gris, fea, acabada y desolada… A tal punto que pensé en devolverme para Tirana apenas llegué.
Sin embargo, si uno ignora las primeras cuadras que son las más cercanas a la estación de buses y se adentra en la ciudad, verá sus verdaderos encantos. Ruinas romanas, fuentes y palacios venecianos aparecen por todas partes mientras, al lado del mar, un sinnúmero de restaurantes y cafés sirven de punto de reunión para los locales. Durrës, a diferencia de Tirana, cuenta una historia diferente de Albania. Durrës se aleja del comunismo y nos habla de los días en los que la ciudad era controlada por la República de Venecia durante sus años más prósperos…. Claro, con el toque albanés no podía faltar. Les muestro.
34.
Piérdase en los callejones de la Casbah en Argel, Argelia
La Casbah les mostrará la Argel de antes de los franceses… la Argel islámica, la real, la de las pequeñas callejuelas, la de la fortaleza, la de la medina, la de las mezquitas… La Argel de siempre. Construida principalmente en el siglo XVII pero con algunas edificaciones que datan del Siglo XI, la Casbah es un lugar alucinante, tanto que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1992.
Para llegar a la Casbah pueden partir de la Gran Mezquita El Kebir o de la Plaza Port Saïd y luego subir la montaña. En la parte baja encontrarán un gran mercado lleno de almacenes de esencias y especias, panaderías, puestos de frutas, restaurantes y, en general, cualquier otra cosa que se les ocurra. El lugar es desordenado y algo sucio pero lleno de vida y ese sabor islámico tan maravilloso que tienen las ciudades de la región que han sabido conservar su historia. Asegúrense de estar ahí para uno de los 5 rezos del día porque la oración que hacen los imames a través de los parlantes de las mezquitas es absolutamente hermosa.
Si continúan subiendo y adentrándose en la Casbah podrán ver otros lugares importantes como la Plaza Ibn Badis, la Mezquita Ketchaoua o la Biblioteca Nacional de Argelia. Podrán ver también los múltiples restaurantes de pollo que abundan en el lugar y las duchas públicas especialmente diseñadas para que los creyentes cumplan con la práctica de la ablución antes de acudir a la mezquita a orar.
La Casbah no sólo es hermosa y les dará una idea del verdadero sabor de Argel… La Casbah también tiene una importancia crucial en la historia del país porque fue allí donde se organizó la insurrección que llevaría a cabo el Frente de Liberación Nacional (FLN) a partir de 1954 y que terminaría en 1962 con la Independencia de Argelia. Mejor dicho, si van a Argel y no van a la Casbah, no pueden decir que fueron.
Antes de continuar, algunos consejos: No se permitan irse sin entrar a la Gran Mezquita El Kebir… No es muy grande y probablemente no los impacte mucho desde afuera. Sin embargo, fue construida en el Siglo XI y es una de las edificaciones más viejas de Argel. Vale la pena verla. Luego suban un poco y vean la Mezquita Djemmá el Djedid que data de 1660 y les muestra otra faceta de la arquitectura islámica en la zona porque fue construida bajo la dominación turca de Argelia. Finalmente, la Casbah está llena de pequeños museos y, en mi humilde concepto, el más lindo de todos es el Museo de la Caligrafía Islámica. La entrada es gratis y adentro podrán ver 2 cosas que a mí me encantaron: 1. Una copia del Corán en vidrio… sí, cada una de sus páginas está en vidrio y es simplemente hermoso. Y 2. El edificio que fue recientemente restaurado y es una verdadera joya de la arquitectura de la Casbah.
Más sobre Argel en: Los 8 lugares imperdibles en Argel, Argelia
35.
Visite el Parque Arqueológico de Erqueyez cerca de Tifariti, Sahara Occidental
Y de todos los lugares de esta lista, éste es tal vez el más difícil para llegar. El Parque Arqueológico de Erqueyez está a una hora y media de la localidad de Tifariti en los territorios liberados del Sahara Occidental y para ir se requiere no sólo una autorización del Frente Polisario sino también uno de los carros del gobierno que los lleve. Y ustedes dirán: No, ya nos jodimos. ¡Pues no! Si quieren ir, me avisan y yo les consigo la invitación… esas cosas son fáciles.
Ahora, ¿qué hay en el lugar? Un sinnúmero de pinturas rupestres de los animales que había en el lugar antes de que se convirtiera en desierto escondidas entre las cavernas de una pequeña cadena montañosa perdida en medio del Sahara. Las pinturas en sí mismas son alucinantes, pero lo que más me gustó fue la vista desde la parte alta de la montaña. Es uno de esos pocos lugares donde se puede ver la magnificencia del Sahara… donde todo lo que se aprecia en el horizonte es arena y no se puede menos que sentirse en la más profunda de las soledades.
Más sobre Tifariti y el Sahara Occidental en: Un viaje a los Territorios Liberados del Sahara Occidental
36.
Déjese llevar a la antigua Persia en la Plaza Naqsh-e Jahan en Isfahán, Irán
Ningún viaje a Isfahán estaría completo si no se visita la Plaza Naqsh-e Jahan. Es más, no hay otro lugar donde uno pueda empezar una visita a Isfahán que en la Plaza Naqsh-e Jahan. ¿Por qué? Fácil. El lugar no sólo es el centro de la vida política, cultural y religiosa de la ciudad sino que también fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979. Con 508 metros de largo por 160 de ancho, la Plaza es una de las más grandes del mundo. Fue construida entre 1598 y 1629 cuando el Sha Abbas I decidió trasladar la capital del Imperio Persa desde la ciudad noroccidental de Qazvin a Isfahán que estaba ubicada en un lugar mucho más central dentro del imperio. Con el cambio, el gobierno empezó un proceso de reconstrucción y adecuación de la ciudad que la llevaría a convertirse en uno de los lugares más importantes de la ruta de la seda.
Mientras Isfahán fue la capital del imperio, su plaza principal fue conocida como la Plaza del Sha por ser el lugar donde el rey se reunía con la población, sin embargo, luego de la Revolución Teocrática de 1979, el nombre fue cambiado a Plaza Naqsh-e Jahan que significa literalmente “la Plaza de la Imagen del Mundo”. Los costados de la plaza están dominados por edificios de estilo safávida dentro de los cuales se destacan:
- Mezquita del Sha (o Mezquita del Imam después de 1979): Ubicada en el costado sur, es una las obras más importantes de la arquitectura iraní de todos los tiempos. Es mundialmente famosa por la belleza de su mosaico de 7 colores y las inscripciones de caligrafía árabe y persa que aparecen en su fachada.
- Palacio Ali Qapu: Ubicado en el costado occidental de la Plaza Naqsh-e Jahan, su nombre significa literalmente “Puerta Imperial”. Fue el lugar utilizado por el Sha Abbas para entretener a los visitantes ilustres y embajadores extranjeros durante el Siglo XVII.
- Mezquita del Jeque Loftollah: Ubicada frente al Palacio Ali Qapu en el costado oriental de la plaza, la mezquita fue construida por el Sha Abbas en 1603 para ser de uso exclusivo de la familia real y como un lugar sagrado para su harem. Además, con el fin de no tener que atravesar la Plaza desde el Palacio, ordenó la construcción de un túnel que conectaba los 2 lugares facilitando el acceso a la mezquita.
- Bazar de Isfahán (antiguo Bazar Real de Isfahán): Construido en el siglo XVII, el Bazar de Isfahán empieza en el costado norte de la Plaza Naqsh-e Jahan y continúa a lo largo de una calle de 2 kilómetros en el centro de la ciudad. Es uno de los bazares más grandes y antiguos de todo Medio Oriente.
Y aquí mi opinión. La plaza es simplemente alucinante, sobre todo al atardecer cuando prenden la fuente que se encuentra en la mitad y la luna llena ilumina las cúpulas de las mezquitas que están en los costados. Es uno de esos lugares donde uno siente no sólo la magia asociada con la arquitectura del Mundo Islámico sino también la vibra característica de los bazares y mercados tradicionales. En la Plaza hay cafés, heladerías, restaurantes, tiendas de alfombras, carruajes impulsados por caballos, niños jugando, novios que caminan cogidos de la mano… Es un lugar vivo y es un lugar mágico. Tal vez de mis favoritos en todo Irán.
Más sobre Isfahán en: Un viaje a la mitad del mundo: Isfahán, Irán
37.
Maravíllese con los paisajes de Arthur’s Pass en la Isla del Sur en Nueva Zelanda
Yo estoy seguro que Matías les va a hablar de algunos lugares de Nueva Zelanda en su mitad de la entrada, pero es que esto hay que decirlo: pocos, muy pocos lugares tan hermosos como Nueva Zelanda. Desde la Bahía de las Islas, Auckland, el Lago Taupo, los guéiseres de Rotorua y Wellington en la isla del Norte hasta Christchurch, Queenstown, Dunedin a Invercagill en la isla del Sur. Me atrevería incluso a decir que no hay un lugar feo en el país.
Pero si todo lo anterior es hermoso, Arthur’s Pass entre Christchurch en la costa oriental y Greymouth en la costa occidental es un lugar que estoy seguro te dejará sin respiración. Cruzar los alpes neozelandeses es una experiencia única. El lugar está dominado por picos nevados, flores de colores que le dan unos todos alucinantes a las montañas, un verde intenso que se apodera de todo mientras lagos y ríos azul turquesa terminan de decorar el paisaje. No, no es lo que vieron en el Señor de los Anillos, es otra Nueva Zelanda, una más natural y, en mi concepto, más impactante y más hermosa. Les muestro:

Entrada al Parque Natural de Arthur’s Pass en Nueva Zelanda (Fuente)

Arthur’s Pass (Fuente)

Arthur’s Pass (Fuente)

Arthur’s Pass (Fuente)
38.
Vuelva a la época de la colonia recorriendo las callejuelas de la ciudad amurallada en Cartagena de Indias, Colombia
Y no, no es porque yo sea colombiano. La ciudad amurallada en Cartagena de Indias es simplemente espectacular. No sólo tiene una de las pocas murallas que aún se mantienen en pie en la América conquistada por España, sino que sus edificaciones, plazas, iglesias y calles han sido conservadas de tal forma que visitarla significa automáticamente volver en el tiempo a la época de la colonia.
Y lo interesante de Cartagena es que tiene atractivo para todo tipo de público. Si usted es como yo y lo que quiere aprender es historia, en Cartagena la encontrará en cada esquina. Desde el lugar donde llegaban los esclavos desde África, hasta el palacio de la inquisición… la historia en la ciudad se vive. Si por el contrario, usted lo que quiere es rumba y vida social, tiene la Plaza Santo Domingo, los múltiples restaurantes en la zona y hasta el Café del Mar justo sobre la muralla para que se entretenga. Y claro, eso sin contar con la rumba que, modestia aparte, en Colombia es a otro nivel.

Ciudad amurallada en Cartagena de Indias, Colombia (Fuente)

Ciudad amurallada en Cartagena de Indias, Colombia (Fuente)
39.
Visite la cuna del reggae en la zona de Trench Town en Kingston, Jamaica
We come from Trench Town, Trench Town (Trenchtown) –
Most of them come from Trench Town.
We free the people with music (sweet music);
Can we free the people with music (sweet music)?
Can we free our people with music? – With music,
With music, oh music!
¿Qué mejor lugar para visitar que el barrio donde nació el Reggae? Trench Town ha sido la cuna de este género musical y allí mismo se encuentra la casa de uno de sus más grandes exponentes: Bob Marley. Es más, el tour de la casa se los da un buen señor que sigue la religión rastafari y que escasamente puede caminar de la cantidad de marihuana que ha fumado. ¿No les parece el mejor plan? Eso sí, lleven guía porque el barrio muy seguro no es. Aún así, vale la pena verlo.

Trench Town en Kingston, Jamaica (Fuente)

Trench Town en Kingston, Jamaica (Fuente)

Casa de Bob Marley en Trench Town (Fuente)
40.
Asista a un partido de rugby entre Sudáfrica y Nueva Zelanda
Esto hay que decirlo: si alguien sabe de rugby, se goza el rugby y hace que toda su vida sea el rugby son los sudafricanos y los neozelandeses. Los australianos podrán decir lo que quieran, pero no le llegan ni a los talones a los 2 primeros. Entonces, uno no se puede morir sin ver un Springboks Vs. All Blacks en vivo y directo. Ahora, lo idea sería verlo en Pretoria o Ciudad del Cabo… Créanme, los sudafricanos le ponen mucho más sabor al asunto. Pero tampoco está mal verlo en Auckland o Wellington. En cualquier lado del Índico, ustedes podrán experimentar cómo estos 2 países hacen que el rugby sea casi una religión. La competencia entre los 2 y, sobre todo, el respeto que se tienen sumado a la caballerosidad característica del rugby, les asegurarán un espectáculo que no olvidarán en sus vidas.
41.
Recorra las dunas de Sossusvlei, Namibia
Si hay un país en el mundo que se aleja por completo de todo lo que uno ha visto en la vida es Namibia. Es un lugar mágico donde el desierto del sur se mezcla con la sabana africana en el norte y produce un paisaje que es difícil ver en algún otro lugar del planeta.
Y justo eso pasa en las dunas de Sossusvlei. La arena roja del desierto fue transportada durante siglos por el viento al tiempo que algunos ríos que existían en la zona se secaron generando uno de los paisajes más hermosos que jamás haya visto. Es que imagínense esto: un desierto de dunas rojas que tiene acacias petrificadas desde hace millones de años en la mitad mientras antílopes y óryxes se pasean como si nada hubiera pasado… como si hubiera comida por todas partes a pesar de que sólo hay arena. Es un lugar mágico, casi que de otro planeta.

Dunas de Sossusvlei en Namibia (Fuente)

Dunas de Sossusvlei en Namibia (Fuente)

Dunas de Sossusvlei en Namibia (Fuente)
Dunas de Sossusvlei en Namibia (Fuente)

Dunas de Sossusvlei en Namibia (Fuente)
42.
Visite Asmara, Eritrea, la ciudad que mejor conserva el Art Deco en el planeta
Asmara es uno de esos lugares desconocidos por completo en Occidente. Conocida también como “la pequeña Roma”, la ciudad es sin duda un pedazo olvidado de Italia en África. Resulta que con la llegada de Mussolini al poder, Asmara, que hasta el momento había sido un pequeño asentamiento en la parte alta de las montañas de Eritrea, empezó a convertirse en un punto central para el gobierno de Roma que estaba planeando la invasión de Etiopía desde allí. Con esto, cerca de 70.000 italianos llegaron a la ciudad e iniciaron un proceso de construcción y transformación urbana sin precedentes en el continente y que convirtieron a Asmara en la ciudad más moderna y sofisticada de África en la década de 1930.
El proyecto urbanísitico fue netamente modernista con toda sus variaciones: futurismo, racionalismo, novecento y, el más importante de todos y por el que la ciudad es conocida aún hoy, el Art Deco. No hay ninguna ciudad en el planeta que tenga una concentración de edificaciones en estilo Art Deco tan alta y tan bien conservada como Asmara y eso, damas y caballeros, la hace una ciudad museo. Entonces, si logran conseguir la visa – que es de las más complicadas del mundo porque al gobierno no le gustan mucho los extranjeros -, péguense una pasada por Asmara y disfrútenla. Pocas ciudades tan hermosas como esa.

Panorámica de Asmara (Fuente)

Cinema Impero en Asmara, Eritrea (Fuente)

Palacio de Gobierno en Asmara (Fuente)

Estación de gasolina en Asmara (Fuente)
43.
Desande los pasos de la ruta de la seda en Samarkanda y Bukhara, Uzbekistán
Ésta es sencilla. Toda la grandeza y majestuosidad de la ruta de la seda se puede apreciar hoy en estas 2 ciudades que surgieron de la confluencia de las culturas persa, árabe, mongola, rusa y turca. Tal vez el complejo más importante – y que se empezó a construir en 1398 – es el de Registán – que significa literalmente “lugar de arena” -. Allí encontrarán un conjunto de madrasas, mezquitas y necrópolis que sin duda los dejarán sin respiración… eso sin hablar de la magia que se siente en el lugar. Créanme, pocos lugares en el mundo valen tanto la pena como Samarkanda y Bukhara. Les muestro:

Panorámica de Samarkanda (Fuente)

Panorámica de Registán en Samarkanda (Fuente)

Registán en Samarkanda (Fuente)

Mezquita de Kok-Gumbaz en Bukhara (Fuente)

Bukhara, Uzbekistán (Fuente)
44.
Vea los árboles de la sangre del dragón en la isla de Socotra, Yemen
Y en Socotra llegamos a uno de los lugares más aislados del planeta. La isla se encuentra frente a las costas de Yemen y Somalia en el Océano Índico y justamente su aislamiento ha hecho que sea el hogar de más de 700 especies que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. Y claro, la más famosa de ellas es tal vez el Árbol de la Sangre del Dragón cuya resina se ha utilizado por siglos como medicamento y como colorante.
Los paisajes de la isla son alucinantes y es el lugar ideal para acampar, caminar, perderse de la civilización por un par de días y ver los delfines que nadan justo frente a ustedes en la playa. Olvídense de Bora-Bora y sus hoteles 5 estrellas, éste es el lugar donde se olvidarán de que el mundo existe.

Isla de Socotra, Yemen (Fuente)

Isla de Socotra, Yemen (Fuente)

Isla de Socotra, Yemen (Fuente)
Isla de Socotra, Yemen (Fuente)
45.
Visite los últimos gorilas de montaña del mundo en las Montañas Virunga en la confluencia de Rwanda, Uganda y la República Democrática del Congo
Reserve con tiempo – casi un año de anticipación – porque sólo permiten grupos de entre 8 y 15 personas por día, ahorre muchos dineros porque la excursión para verlos vale al menos USD 750, tenga buen estado físico porque tendrá que escalar una montaña por al menos 6 horas y asegúrese de que cuando vaya a ir no esté resfriado, sino no lo dejan entrar porque puede contagiar a uno de los 700 gorilas de montaña que aún quedan en el mundo y eso, claro, no lo podemos permitir. Los gorilas de lomo plateado son cada vez más escasos y el dinero que usted está pagando por verlos se utiliza para la conservación de los ecosistemas donde viven y para la investigación que pretende evitar su extinción. Con eso, usted tendrá una de las experiencias más maravillosas que se puedan tener en la vida al tiempo que contribuye a su conservación. Es un gana-gana, ¿no creen?

Gorila de montaña en las Montañas Virunga entre Rwanda y Uganda (Fuente)

Gorilas de montaña en las Montañas Virunga entre Rwanda y Uganda (Fuente)
46.
Recorra la historia de la esclavitud en la Isla Gorée en Dakar, Senegal
La Isla Gorée, ubicada en las costas de la Península de Cabo Verde donde se encuentra la ciudad de Dakar en Senegal, fue desde 1536 y hasta 1848 el principal mercado donde se adquirían esclavos que después serían llevados a Sudamérica, el Caribe y Estados Unidos. En la isla – que no tiene más de 17 kilómetros cuadrados – se construyó una de las primeras Casas de Esclavos del mundo que sirvió para “almacenar” en condiciones inhumanas a más de 20 millones de personas que fueron sacadas de África hacia América.
Hoy, Gorée ha sido designada como Patrimonio de la Humanidad y una visita a las instalaciones permite entrar en contacto con la historia de las esclavitud en África y América. Sin duda un lugar que vale la pena visitar.
Más sobre la Península de Cabo Verde en: Un viaje a los lugares donde se acaba África

Isla de Gorée con la Casa de los Esclavos en la parte inferior (Fuente)

Isla Gorée, Senegal (Fuente)

Casa de los esclavos en la Isla Gorée (Fuente)
47.
Visite el palacio real en Bandar Seri Begawán, Brunei
Brunei es un país extraño. Ubicado en la costa norte de la Isla de Borneo, el país no sólo es diminuto sino que está dividido en 2 partes separadas entre sí por Malasia. Más allá, es uno de los únicos 2 países de Asia gobernados por un Sultán que, en este caso, tiene todo el dinero del mundo gracias al petróleo que encontraron en su país en las décadas de 1960 y 1970.
Y claro, cuando uno tiene todo el dinero del mundo, construye el palacio real más grande del mundo, ¿no creen? Pues justamente eso hizo nuestro amigo el Sultán Haji Hassanal Bolkiah Mu’izzaddin Waddaulah ibni Al-Marhum Sultan Haji Omar Ali Saifuddien Sa’adul Khairi Waddien – y los reto a que se aprendan el nombre – que con cerca de 20 billones de dólares en el banco, en 1984 se gastó sólo 1.5 billones en construir su humilde morada. Entonces, vayan a Bandar Seri Begawán, la capital del país, y deléitense no sólo con su palacio sino con su mezquita. Si se ganó el Récord Guiness es por algo, ¿no?

Palacio Real en Bandar Seri Begawán (Fuente)

Palacio Real en Bandar Seri Begawán (Fuente)

Trono del Sultán de Brunei (Fuente)
48.
Intérnese en los templos construidos en las cavernas de la Isla Elefanta en Mumbai, India
Construidas entre los años 810 y 1260 en la Isla Elefanta ubicada en la Bahía de Mumbai, las cavernas tienen un área de 5.600 metros cuadrados divididos en varias cámaras consagrados a la veneración del Dios Shivá – Dios destructor en el hinduismo -. El lugar sigue siendo absolutamente hermoso muy a pesar de que los portugueses decidieron jugar tiro al blanco con algunas de las estatuas en el Siglo XVI… Me perdonarán los portugueses pero se lo merecen: ¡Cabrones! En cualquier caso, toman un ferry desde la Puerta de India en Mumbai, media hora en el ferry y luego tienen todo el día para explorar la isla que es algo sucia y desordenada – como todo en India – pero que sin duda vale la pena visitar.
49.
Deléitese con la majestuosidad de la Mezquita de barro de Djenné, Malí
Ya les conté que amaba las mezquitas, ¿cierto? ¿Pues qué tal si ahora nos vamos a una que rompe con los estándares usuales del resto de mezquitas del mundo? En ésta no hay mármol, no hay piedras preciosas, no hay materiales costosos y no es una oda a la opulencia. Simplemente es una mezquita hecha con lo que hay en el lugar: barro.
La Gran Mezquita de Djenné es un edificio alucinante construido en la localidad de Djenné en Malí. Aunque el primer edificio databa del año 1180, en 1834 una lluvia torrencial acabó con él. Así, entre 1906 y 1909 se construyó el nuevo edificio que es el que está en pie hoy en día y que es además la construcción religiosa más grande del mundo hecha en barro. Los expertos la han considerado como la obra más importante de la arquitectura sudanesa-saheliana, es decir, la que se hace con las arenas del Sahara. Y si los que saben dicen que es excepcional, ¿quién soy yo para contradecirlos?

Gran Mezquita de Djenné desde el aire (Fuente)

Gran Mezquita de Djenné (Fuente)
50.
Sufra de algo de claustrofobia en Malé, Maldivas… la única capital del mundo que no puede crecer más
Una de las ciudades que siempre me han causado curiosidad es Malé, la capital de las Maldivas. ¿Ustedes han visto una foto? Bueno, si no la han visto, ahora se las voy a mostrar… por ahora les cuento que la ciudad está en una pequeña isla en medio del Océano Índico. Hasta ahí todo normal. El problema es que la isla ya se acabó, es decir, ya Malé ocupó TODO el espacio que tenía disponible en la isla e incluso le han reclamado algunos territorios al mar para poder ampliarla. La cosa es, no sólo grave, sino también preocupante. A tal punto llega el hacinamiento que el aeropuerto no pudo ser construido en la isla principal sino en una de las islas aledañas.
¿Cómo no va a ver uno una ciudad capital que no puede crecer más y cuya única opción es aumentar la densidad poblacional construyendo hacia arriba? 48.000 habitantes en un área de 1.95 kilómetros cuadrados… Es simplemente alucinante.

Panorámica de Malé con el aeropuerto al fondo (Fuente)

Edificios en Malé, Maldivas (Fuente)
Y hasta aquí llegamos por hoy con nuestros 101 lugares olvidados en las listas de viajes inolvidables… Y ustedes dirán, ¿cómo que 101 si sólo hizo 50? Justamente ahí está la colaboración con 101 Lugares Increíbles. Para leer los 51 lugares que hacen falta, hagan click aquí y continúen con Matías que los llevará a otros rincones alucinantes del planeta. Eso sí, díganle que van de mi parte para que los invite a café.
Una cosa más antes de irme… Si ustedes conocen algún lugar que debería estar en esta lista, déjenme un comentario abajo con la información y nos cuentan por qué. Así ampliamos la información para que más lectores se animen a visitar lugares poco conocidos de nuestro planeta, ¿les parece?
Espero que les haya gustado la entrada y, como siempre, nos vemos en una próxima oportunidad. ¡Adiós pues!
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